El dolor quebró ayer la voz del sacerdote Alberto Reigada durante el funeral por Miguel Ángel Caldevilla, exsecretario general de la Asociación de Antiguos Alumnos de la Universidad Laboral y catedrático de Instituto, que falleció el lunes a los 73 años en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) tras haber sufrido graves lesiones al caerse accidentalmente por las escaleras de su domicilio el día anterior. "Era una persona de infinita humanidad. Vitalista, esperanzado, creador de futuro y creyente. La amabilidad, el saber estar, la educación y la cordura fueron elementos constantes en su vida, con especial protagonismo de la empatía. Siempre te recibía con una sonrisa, atento a las reacciones del interlocutor". Reigada -amigo íntimo del fallecido y su familia- se encargó de oficiar la ceremonia en la iglesia de San Pablo de la Argañosa acompañado por otros cuatro sacerdotes entre los que estaba el párroco Antonio Vázquez.

Sus palabras calaron hondo en la mujer de Caldevilla, Margarita Collado, y sus hijos, David Ignacio y Paula, sentados en los primeros bancos de la parroquia cerca de otros familiares y seres queridos. No en vano, Reigada unió en matrimonio a Miguel Ángel y Margarita hace 44 años en la capilla de la Universidad de Oviedo. Aquella fue la "segunda o tercera boda" que oficiaba como sacerdote y ya por entonces mantenía una estrecha amistad con ambos que se mantuvo hasta hoy en día.

La larga lista amigos del matrimonio no pudo estar presente en su totalidad en la iglesia debido a las limitaciones de aforo por las crisis del coronavirus, pero todos los bancos disponibles se llenaron (el 30% de la capacidad de la parroquia) y buena parte de los asistentes aguardó en la calle ante la imposibilidad de permanecer de pie en el interior del templo. También hubo quien fue más allá al participar activamente en la celebración de la misa-homenaje. Ese fue el caso de Miguel Ángel de Diego, secretario general del Ayuntamiento de Gijón y amigo de Caldevilla, que interpretó varios temas a los teclados durante la ceremonia como "The show must go on", de Queen, al inicio. "Era bueno, honesto y prudente. De los que estaba y no hacía ruido. Su muerte me ha dejado shock. Tengo un disgusto terrible", dijo junto a la cantante Silvia Izquierdo, que también intervino, antes de comenzar el funeral.

En un lugar discreto de la iglesia estaba Margarita Fuente, amiga y compañera de la esposa de Caldevilla en la Junta Provincial de la Asociación Española contra el Cáncer. Ella como presidenta y Collado como vicepresidenta. "Miguel Ángel era una persona que transmitía paz. Tranquilo y sosegado. Hablaba y escribía muy bien. Era un estupendo conversador", dijo Fuente sobre Caldevilla.

Numerosos compañeros del fallecido en su época de estudiante en la Universidad Laboral y miembros de la Asociación de Antiguos Alumnos, en la que Caldevilla ocupó el cargo de secretario general durante nueve años, acudieron a la parroquia de San Pablo. Otros, como el pediatra Eduardo Ramos, acudieron a título personal con semblante pesaroso pese a estar tapado por una mascarilla: "Si por algo destacaba Caldevilla era por su carácter conciliador, su pensamiento claro y su juicio certero".

Miguel Ángel Caldevilla fue un fiel defensor de la Universidad Laboral en Gijón y el pasado febrero atendía a este diario para un reportaje sobre los recovecos del edificio en pleno debate sobre la candidatura del inmueble a Patrimonio Cultural de la Humanidad.