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Una trampa mortal en el río

Los vecinos del valle de Las Caldas piden la prohibición de baños en el Nalón: "No pasa más porque Dios no quiere"

Bañistas, ayer, en el río Nalón, a escasos metros del lugar donde falleció ahogado el miércoles el joven. MIKI LÓPEZ

"No es un lugar apto para el baño y no pasan más cosas porque Dios no quiere". Así de tajante se mostró ayer Lalo Granda, de la Asociación de Vecinos de Puerto, una de las localidades que conforman el valle de Las Caldas, a la hora de pedir la prohibición de los baños en unas playas fluviales donde, asegura, llegan a concentrarse 200 o 300 personas en los días más calurosos del verano.

Los lugareños dicen tener dos razones poderosas para reclamar la colocación de señales que disuadan a los visitantes de meterse en el agua. La primera son los vertidos que, aseguran, existen a diferentes alturas del cauce. "Duele ver a niños de 2 y 3 años bañándose en el río cuando sabes que se está tirando mucha porquería al agua", explica Granda.

El segundo pilar de su propuesta es la peligrosidad de varios pozos formados por la corriente en la zona donde suelen acumularse los bañistas, justo el sitio donde Juan Carlos Menéndez perdió la vida el miércoles. "Están a la altura del aliviadero de la hidroeléctrica, donde el río baja rápido y aumenta la profundidad", sostienen.

Si bien consideran que en pleno verano el caudal del río permite bañarse sin apenas riesgos, creen que es necesario al menos poner algún tipo de indicadores para advertir a los bañistas. "Prohibir es difícil porque habría que poner policías a vigilar, pero al menos reclamamos señales para que la gente se lo piense dos veces antes de arriesgar su vida", apunta Lalo Granda, que recuerda otros ahogamientos allí, "aunque hace ya bastantes años".

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