Las Caldas perdió el pasado viernes a Alberto Martínez, conocido como "Berto", maestro estampador muy querido en la localidad y de oficio reconocido que falleció como consecuencia de un paro cardiaco a los 59 años de edad.

La noticia de su fallecimiento cogió de sorpresa a los vecinos de Las Caldas, que lamentaron profundamente su pérdida. Una de sus vecinas, Emma Escribano, lo conocía desde hacía décadas, y cuenta cómo fueron sus contactos con el artista su taller, donde hacía trabajos con distintas máquinas de grabado e impresión por los que tenía un especial prestigio. "Hacía muchas visitas guiadas para que la gente viera todo lo que tenía", señala. Ella misma fue alumna, y aprendió técnicas de grabado.

La vecina lo califica como un hombre "emblemático de Las Caldas, y muy querido, una persona muy noble que lo mismo nos enseñaba sus obras artísticas que nos ayudaba a arreglar la calefacción; era muy buen vecino".

Natural de Hontomín, en la provincia de Burgos, estudió en Salamanca y, tras un paso breve por Vigo, acabó instalándose en Oviedo con su mujer, con quien tendría dos hijas.

En la ciudad estudió Artes y Oficios y comenzó a trabajar en diversos talleres de impresión hasta que se trasladó de forma definitiva a Las Caldas. Esto fue a finales de los años noventa del siglo pasado. En el taller se hizo con varias máquinas de impresión antiguas que acabaron siendo un distintivo de su arte. La Minerva, una máquina tipográfica de pequeño tamaño, fue una de ellas.

Según su hija Rebeca, a Alberto Martínez le gustaba mucho que la gente visitara su taller para enseñar su oficio. "Le gustaba mucho explicar las cosas, lo hacía de forma muy didáctica, y a los que iban a ver el taller, independientemente de que compraran algo o no, podía pasarse la mañana explicándoselo", relata.

Al principio, el papel que utilizaba para hacer los grabados lo hacía él mismo de forma artesana, aunque con el tiempo empezó a dedicarle más tiempo al grabado.

Fue con su trabajo a numerosas ferias prestigiosas, entre ellas Arco, en Madrid, y su labor tuvo un especial reconocimiento.

Las exequias funerarias y su posterior incineración tuvieron lugar ayer en Oviedo en un acto de estricta intimidad.