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El Centro Asturiano, un oasis en la pandemia

El club de campo abre gradualmente e invierte más de 150.000 euros en seguridad e higiene

Un empleado fumiga una acera del club. MIKI LÓPEZ

"Es la primera vez que nos vemos desde hace más de dos meses. Esto es como un oasis en mitad de la pandemia. Una liberación. Ahora toca practicar y olvidarse de los vídeos de pádel de Youtube". Ana Pérez fue ayer al Centro Asturiano, en el Naranco, para reencontrarse con sus compañeras del equipo federado de pádel del club de campo. Antes de entrar en la pista -con reserva previa- se tomó un café en la terraza con una de ellas, María Elena Fernández. La mesa estaba justo al borde del mirador al Aramo y le daba el sol de primera hora de la mañana. De las quince jugadoras del equipo, diez regresaron ayer dispuestas a recuperar los entrenamientos perdidos. Las pistas de pádel y las de tenis fueron, junto a la terraza y a la recepción, los primeros equipamientos del Centro que abrieron al público en la primera fase de la "desescalada", el 11 de mayo. Catorce días después, el 25 de mayo, el interior de la cafetería, sidrería y restaurante reabrió con el 40% de las mesas, eso sí, separadas dos metros. "Estoy más en forma que nunca de aquí para allá sirviendo a los socios porque la distancia entre mesas es mucho mayor", comenta sin quitarse la mascarilla, Vicente Fernández, uno de los camareros veteranos.

La próxima apertura será la de la piscina climatizada el lunes. Los socios también tendrán que llamar previamente para entrar y podrán estar un máximo de 10 minutos en el agua. Un empleado estará pendiente. Tampoco podrán utilizarse los baños de la piscina, ni la sauna, ni el spa. Únicamente los vestuarios. Además, habrá flechas de dirección para indicar la entrada y la salida, y salvaguardar la distancia. Lo que en un principio no sufrirá cambios es la puesta en marcha de la piscina exterior, prevista como todos los años para el 15 de junio, aunque con peculiaridades. No habrá hamacas, el acceso a los baños se organizará por turnos y unos cuadrados en el césped delimitarán el espacio de cada usuario o grupo.

El presidente del Centro Asturiano, José Manuel Granda, espera que el complejo vuelva a la normalidad en agosto. Tomó la decisión de cerrar los juegos infantiles por precaución dos días antes del decreto del estado de alarma y desde entonces no ha parado de trabajar en la elaboración de un protocolo hecho en base a las normas del Principado. Hasta el momento, el desembolso en mamparas, hidrogeles, hipoclorito de sodio para la desinfección de todo el espacio, alfombras y felpudos especiales dotados con desinfectante para las suelas de los zapatos u ocho máquinas de ozono para eliminar virus y bacterias en espacios cerrados, supone un gasto de más de 150.000 euros. "Estamos haciendo un esfuerzo y, a la vez, facilitando el pago de la cuota a los socios que atraviesan problemas económicos", explica antes de añadir que el comportamiento cívico de la gente, casi 17.000 socios, es "excelente". Entre las medidas de desahogo para los socios destaca la gratuidad de algunas actividades deportivas y de ocio que se habían suspendido temporalmente y se han podido recuperar. Entre ellas, y partir de mañana, clases de gimnasia de mantenimiento en la gran carpa del club de campo. Los que tendrán que esperar algo más serán los integrantes del grupo de tetro y del coro, que todavía no pueden ensayar dentro del edificio principal.

Al principio de la pandemia, el club aplicó un Erte. De los 46 empleados, sólo estuvieron activos siete para realizar tareas de mantenimiento principalmente. En la actualidad, únicamente tres permanecen inactivos, se trata de personal de la sede de la calle Uría, aún sin fecha fija de reapertura, de las oficinas centrales y las salas de juego. Varios trabajadores han tenido que reciclarse durante la pandemia. Por ejemplo, algunos han pasado de supervisar las actividades de ocio a desinfectar las instalaciones. Uno rocía el hipoclorito de sodio desde un tractor tres veces al día por el exterior (8.00, 15.00 y 20.00 horas) y otro lo hace a pie con un pulverizador manual en las zonas de difícil acceso.

Sólo los socios pueden entrar en el Centro Asturiano durante el estado de alarma, es decir, nadie puede acceder con invitación. La mayoría acude los fines de semana, como la niña Martina Rodríguez, que recuperó ayer sus clases de pádel con sus entrenadores Víctor Villanueva y Pablo Marqués.

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