La presencia de un matrimonio de feligreses obligó a huir a un hombre justo cuando se disponía a robar el lampadario de la única capilla abierta todo el día al público de la iglesia de San Pablo de la Argañosa. Al final, el caco no se llevó nada, pero provocó destrozos tanto en el propio lampadario y en una cámara de vigilancia, cuyas reparaciones costarán a la parroquia más de 2.000 euros, según explicó el párroco, Antonio Vázquez a LA NUEVA ESPAÑA.

El fallido intento de robo tuvo lugar a las seis y media de la tarde del pasado domingo. El delicuente destrozó la cámara de vigilancia de la capilla con un palo y, a continuación, rompió la protección del lampadario. Al ver que no podía acceder al dinero optó por envolver el lampadario y cuando se disponía a huir se cruzó con la pareja de fieles. Asustado optó por tirar al suelo el lampadario y echar a correr. "Las reparaciones serán un contratiempo para la parroquia", apuntó el sacerdote.