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La Ópera estudia tener músicos en palcos y escenario para redistribuir la orquesta

La entidad lírica de la ciudad colabora con la Fundación Municipal de Cultura en la elaboración de un plan de regreso al teatro tras la pandemia

El teatro Campoamor, durante una representación de la temporada de Ópera. IRMA COLLÍN

La próxima temporada de la Ópera podría ser la más atípica de su historia con la colocación de parte de los músicos en los palcos y otros en el escenario para redistribuir a la orquesta de forma segura contra el covid-19 evitando aglomeraciones en el foso. Esa es una de las medidas que estudia realizar no sólo la Ópera de Oviedo, sino los 26 teatros y festivales que forman parte de la asociación Ópera XXI y que esta semana han remitido al Ministerio de Cultura en forma de propuesta. En paralelo, la Fundación Municipal de Cultura prepara para sus teatros un protocolo de seguridad contra el covid-19 que incluye cómo organizar los diferentes ensayos y representaciones. Los técnicos municipales toman como referencia las directrices del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), de Ópera XXI y de la propia Ópera de Oviedo con la que trabaja codo con codo. El objetivo es que los profesionales puedan trabajar con garantías y que el público acceda a un espacio libre de virus lo antes posible.

Representantes de la Ópera de Oviedo, liderados por su director, Celestino Varela, se reunieron la semana pasada con el concejal de Cultura, José Luis Costillas, para tratar de despejar dudas sobre la viabilidad de la temporada lírica (cuyo arranque estaba fijado para el 6 de septiembre con un programa doble compuesto por "L'heure espagnole", de Maurice Ravel, y "Les mamelles de Tirésias", de Francis Poulenc) y establecer un calendario de trabajo y ensayos, a ser posible, a partir del 17 de agosto.

Sin embargo, no es posible marcar esa fecha mientras el protocolo no esté terminado y la autoridad sanitaria de su visto bueno. En un principio, y mientras dure el estado de alarma, debería ser el Ministerio de Sanidad, y si no, la Consejería. "Esperamos que Sanidad apruebe el protocolo para empezar a ensayar y que haya ópera en septiembre. La sintonía con el Ayuntamiento y el Principado es buena. Ambas Administraciones están por la labor de facilitarnos el trabajo", explica Varela, que en caso de que la respuesta sanitaria sea negativa, ya piensa en un plan B. "La temporada de Ópera de Oviedo se ha hecho de manera ininterrumpida desde hace 72 años, no queremos que la número 73 sea una excepción", comenta. Ese plan alternativo podría pasar por buscar soluciones imaginativas, por ejemplo, para la disposición de la orquesta en el foso. Podría reducirse el número de músicos para que estuvieran en el escenario e incluso algunos tocasen en los palcos. Eso sí, aclara Varela, "sin que el producto artístico pierda calidad". En la Ópera de Oviedo esperan que el protocolo esté listo en junio para obtener ese mismo mes la respuesta de Sanidad, pero en la Fundación Municipal de Cultura no se han puesto plazos. Así lo indica el edil de Cultura: "Pondremos todos los medios a nuestro alcance para que los ensayos de la ópera puedan empezar el 17 de agosto. Lo único que puedo decir es que el protocolo estará listo lo antes posible, sin una fecha concreta".

El Estado, a través del Ministerio de Sanidad, ha dado ya el visto bueno a que los teatros y los cines abran en la fase 2 de la desescalada del confinamiento por coronavirus, aunque con limitaciones: a un tercio de su aforo y con butaca preasignada para guardar la distancia de seguridad interpersonal. Sin embargo, Costillas afirma que la FMC "se guía por las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de evitar aglomeraciones", y por eso ha optado por mantener cerrados los teatros cuatro meses más hasta no tener listo un protocolo a medida para cada inmueble: Campoamor, Filarmónica y teatro de Pumarín.

Medidas sanitarias

Medidas sanitariasLas medidas de ese reglamento son variadas y permanecen en estudio, pero básicamente giran en torno a separar el acceso del público y los profesionales, prohibir la entrada a personas con síntomas de coronavirus (no se descarta la instalación de un arco de toma de temperatura o el uso de dispositivos a modo de termómetro), el aumento de la limpieza e higiene de todo el teatro, el trabajo en grupos reducidos a la hora de los ensayos, la distribución de mascarillas y geles hidroalcohólicos y la separación entre butacas. Un protocolo que necesita de una inyección económica para llevarse a cabo.

La ópera es un ejemplo claro de producción multitudinaria. Sólo con los cantantes solistas, la orquesta y el coro, la representación puede pasar de las 70 u 80 personas. Un conjunto de trabajadores que también debe ensayar previamente sin correr riesgos. "No es lo mismo un teatro de prosa, en el que puede haber siete personas en el escenario, que nosotros", matiza el director de la Ópera de Oviedo.

Así, el único teatro que se ha aventurado a fijar en julio su temporada de Ópera ha sido el Teatro Real (Madrid), que pretende hacer varias funciones de "La Traviata", con los consiguientes ensayos en junio. "En cuanto pase el estado de alarma y se pueda ir a otra comunidad autónoma quiero ir allí para tomar nota de cómo lo hacen. En cualquier caso, espero que en septiembre, cuando en Oviedo abran al público los teatros, ya se pueda tener el cien por cien del aforo en las salas", reflexiona Varela.

El límite de aforo es uno de los caballos de batalla del sector, uno de los más perjudicados por la crisis sanitaria al haber parado su actividad y no tener un plan de vuelta a la normalidad estandarizado en toda España como está ocurriendo con la hostelería y el comercio. Buena parte de los teatros y auditorios del país son de titularidad municipal, por lo que, si un Ayuntamiento toma la decisión de mantener el cierre sin un plan B, poco pueden hacer las compañías para volver al trabajo.

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