Dicen los agentes de la Policía Local de Oviedo que levantaron el atestado que estaban patrullando por las inmediaciones del Rubín cuando un joven que estaba en el interior de una furgoneta Volkswagen Caddy, aparcada frente al cuartel, les hizo señas para que se acercasen. Pensaban que el vehículo podría estar averiado y acudieron a ayudarle, pero en ningún momento se imaginaron lo que vendría después.

El hombre, que tiene 26 años y responde a las iniciales V. F. F., resultó ser un viejo conocido de los agentes que acabó arrollando a uno de ellos, poniendo en peligro a su compañero y convirtiéndose en el protagonista de una peligrosa persecución por las calles de Oviedo. El joven llegó a alcanzar los 140 kilómetros por hora, casi atropella a varios viandantes y atravesó calles en dirección contraria hasta ser detenido por una patrulla que se vio obligada a chocar contra la furgoneta. Cuando le hicieron las pruebas no dio positivo ni en alcohol ni en drogas.

Todo esto comenzó el pasado viernes sobre las ocho y media de la tarde. Los agentes de la Policía Local de Oviedo se acercaron a la furgoneta del joven cuando fueron reclamados y notaron que presentaba "una gran excitación". Al sospechar que podía ir bebido o drogado, le ordenaron que apagase el contacto y le pidieron la documentación, pero el hombre se negó. Por el contrario empezó a decirle a uno de los policías frases del tipo: "¡Ojos azules, me estás persiguiendo, me estás persiguiendo!". En ese momento, el agente introdujo medio cuerpo por la ventanilla e intentó hacerse con las llaves del vehículo, pero el detenido aceleró y se lo llevó colgando. El policía reflejó en el atestado que la furgoneta iba directa contra su compañero, pero que pudo mover el volante y cambiar la dirección antes de que se lo llevase por delante. Después de varios metros recorridos, el agente acabó estampándose contra el suelo.

Después de eso V. F. F. emprendió la huida a toda velocidad en dirección a la Avenida de Roma. Entró en dirección contraria y varios coches tuvieron que apartarse para evitar la colisión. Mientras tanto, varias patrullas policiales ya se habían unido a la persecución y la escena parecía de película. Al llegar a la calle Juan Antonio Álvarez, la furgoneta estuvo a punto de atropellar a una mujer que se disponía a cruzar por el paso de cebra, pero por suerte no la alcanzó.

El atestado refleja que algunos coches de la policía se pusieron a la altura del joven durante la persecución y que sus cuentakilómetros llegaron a alcanzar los 140 por hora. Eso fue cuando el hombre se adentró en la calle Adolfo Suárez, muy cerca del HUCA. La carrera del fugado se acabó en la rotonda situada en la calle Molinos de Silicio, donde los agentes pudieron cruzarse y detener a la furgoneta entre el bordillo y el lateral del coche patrulla, que resultó seriamente dañado.

Cuando lograron que se bajase de la furgoneta el joven se puso muy agresivo, por lo que los agentes se vieron obligados a reducirlo por la fuerza. Uno de ellos recibió arañazos en el brazo, según se recoge en el informe redactado después del suceso. Tras hacerle las pruebas de alcohol y drogas y dar negativo seguía "muy excitado" por lo que se le trasladó al centro de salud de La Lila antes de ser enviado a las dependencias de la Policía Nacional.