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El Centro Asturiano intentará "salvar lo máximo" del programa de sus fiestas

"El contexto impide unas celebraciones normales", admite José Manuel Granda, que aspira a mantener al menos la misa y el reparto del bollo

La procesión de las fiestas del Centro Asturiano de Oviedo del pasado año. LNE

El Centro Asturiano de Oviedo se resiste a perder sus fiestas por el coronavirus, pero admite dificultades para mantener las celebraciones con normalidad. El presidente del emblemático club privado, José Manuel Granda, aplaza a la próxima semana la decisión definitiva sobre la programación prevista para la celebración del 8 de septiembre. Eso sí, asegura que peleará para mantener al menos algunas citas tradicionales como son el reparto del bollo y la misa en honor de la Santina.

A pesar del estado de alarma, el Centro ha trabajado con la vista puesta en las fiestas. Uno de los últimos cartuchos para tratar de salvarlas era esperar a un levantamiento de las restricciones con la llegada de la "nueva normalidad". Sin embargo, todo apunta a que las condiciones exigidas por Sanidad impedirán celebrar el grueso de los actos habituales.

"El contexto impide celebraciones normales, pues solo hay que ver lo que pasará con San Mateo y la suspensión de las verbenas", se resigna un José Manuel Granda que llegó a la presidencia en enero del año pasado, cuando su antecesor, Alfredo Canteli, abandonó el cargo para aspirar a la Alcaldía.

Granda llegó a la presidencia accidental en enero y en noviembre del año pasado fue elegido para un mandato de cuatro años, ya con Canteli como alcalde. Tras retomar la vida social y reabrir las piscinas a mediados de este mes, su próximo gran reto es brindar unas buenas fiestas a los más de 17.000 socios, pero la empresa se antoja muy complicada. "Planteamos la posibilidad de mantener el pregón, pero con la distancia social parece que no va a ser posible", explica el presidente.

Las verbenas, celebradas habitualmente bajo una carpa acondicionada en el club de campo de la entidad, también se dan por perdidas. Los esfuerzos se centran en "salvar lo máximo" de un programa casi imposible por los condicionantes actuales. La posibilidad de repartir el bollo y organizar una jira campestre garantizando la distancia social ganan peso, pero el principal enemigo es el tiempo. "Si llueve, la gente buscará techo y no hay espacio para todos", reflexiona en voz alta Granda.

La cita religiosa en honor de la Santina también es un bien a conservar frente la adversidad. "En principio, lo vemos factible, pero debemos evaluarlo con calma y tomar una decisión", indica sin pronunciarse acerca de la posibilidad de organizar la procesión. Se trata de una marcha que suele contar con un nutrido grupo de fieles y que en caso de acudir de manera masiva también podrían generar algún tipo de aglomeración.

Ante todas las hipótesis, Granda opta por la receta de la prudencia. Durante los próximos días su equipo directivo valorará los pros, los contras y las posibilidades para contentar a los socios y garantizar su salud al mismo tiempo. Hasta entonces, el presidente prefiere no mojarse. "No hay nada cerrado y, por tanto, hasta dentro de unos días no podré ser tajante", subraya.

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