La fábrica de armas de Trubia alcanzó la "nueva normalidad" a principios de este junio. La finalización un mes antes de lo previsto del ERTE que afectó a 329 trabajadores, así como las medidas para prevenir contagios de coronavirus, marcan el día a día en una planta en la que algunas áreas mantienen el teletrabajo. Los operarios de las naves se dividen en cinco turnos y se desplazan por carriles marcados con cintas para minimizar el contacto interpersonal.

Termómetros láser, mascarillas y otros equipos completan el funcionamiento de una factoría volcada en acelerar la entrega de los vehículos de combate del programa "Pizarro". Sin embargo, la vista está puesta en el contrato de los 8x8 que, una vez firmado, obligará a reorganizar toda la cadena de fabricación.