Un año de cárcel como castigo a tres meses de una obsesión desmedida que terminó por convertirse en acoso a una compañera. Un ovetense acaba de ser condenado a esa pena por el Juzgado de lo penal número 2 de Oviedo después de que la magistrada diera por probado que el chico envió 221 mensajes entre abril y junio de 2018 a una mujer con la que trabajaba con la finalidad de coaccionarla para que fuera su novia.

La titular del Juzgado de lo penal 2 de Oviedo considera probado que el acusado incurrió en un delito de coacciones por acoso al remitir a su compañera 127 mensajes por Whatsapp, 25 por Instagram, 69 por sms y llamarla 17 veces por teléfono. El contenido de las comunicaciones era siempre similar. El varón no paraba de insistir en tener una cita, a pesar de que ella ya le había dicho que le dejara en paz en más de una ocasión.

Ambos trabajaban para una empresa de la calle Almacenes Industriales, en Ciudad Naranco. La chica inició su andadura en la compañía el 17 de marzo de 2018 y el acusado se convirtió en un gran apoyo ayudándola en sus primeros días. Sin embargo, pasadas dos semanas, según reza el fallo, el procesado comenzó a dirigirle insinuaciones para mantener con ella una relación sentimental que la mujer rechazó e incluso le retiró la palabra. El hombre utilizó diferentes aplicaciones y sistemas de comunicación móvil para insistirle hasta que la chica se hartó y decidió denunciar los hechos.