La Policía Local padeció en la madrugada del domingo los efectos de una segunda noche muy movida tras el fin de la desescalada. Los agentes municipales cerraron por segunda madrugada consecutiva una discoteca, en este caso ubicada en la calle Ildefonso Martínez, en la que desalojó a 268 personas por sobrepasar el aforo. A este incidente se sumaron a lo largo de la noche cuatro positivos en controles de alcoholemia. El más reseñable, el de un conductor que empotró su turismo contra una farola en las inmediaciones de la calle Luis Oliver y deberá someterse a juicio rápido.

La concejalía de Seguridad Ciudadana intensificó los controles en el Antiguo tras el cierre, a primera hora del sábado, de una discoteca de la calle del Peso en la que había gente usando la pista de baile y otra agresión registrada en la noche del viernes ante un local de la calle Altamirano. Los agentes volvieron a la discoteca desalojada el día anterior, pero en esta ocasión pudieron comprobar que se cumplían todas las condiciones para abrir tras realizar algunas modificaciones.

No ocurrió lo mismo en el local de la calle Ildefonso Martínez, donde los funcionarios se encontraron a 268 personas sin cumplir con la distancia mínima de seguridad. Los agentes comprobaron que el establecimiento tiene un aforo máximo de 308 clientes para las tres plantas que conforman el edificio, pero en esta ocasión los responsables solo abrieron una de las plantas, contribuyendo a que se formaran aglomeraciones en los espacios abiertos.

La clausura se realizó en el marco de un intenso operativo desplegado por la concejalía de Seguridad Ciudadana. Los controles realizados por el cuerpo municipal permitieron dar con cuatro conductores ebrios. Dos de ellos superaron los 0,60 miligramos de alcohol por litro de aire, por lo que deberán ser sometidos a juicio rápido estos días, mientras que los dos restantes se enfrentan a una sanción administrativa.

El caso más llamativo fue el de un hombre que conducía claramente bajo los efectos del alcohol y se salió de la vía en las inmediaciones de la glorieta de Luis Oliver. El turismo se empotró contra una farola isabelina y contra el muro de la escollera existente al lado de la rotonda. El morro del vehículo quedó totalmente destrozado y una patrulla se personó en el lugar, donde sometió al conductor a la prueba de alcoholemia.

A estos controles rutinarios se sumaron despliegues para atajar los botellones en las principales plazas de la ciudad. El despliegue de los agentes municipales permitió abortar varios botellones y concentraciones de jóvenes, al mismo tiempo que advirtieron de sanción a grupos en los que los integrantes no respetaban la distancia de seguridad y no portaban mascarilla. El Ayuntamiento sigue de esta manera las directrices de la Delegación del Gobierno, partidaria de imponer más multas para acabar con los incumplimientos de las normas establecidas por el Gobierno.