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En memoria del buen doctor

En memoria del buen doctor

En los comienzos de este extraño verano se nos ha ido el admirado amigo y colega, el doctor Jaime Álvarez-Buylla, y Oviedo se entristece por la sensible pérdida de este médico prestigioso, profundo conocedor y apasionado por la música, hombre de exquisita educación, sin duda un referente ineludible de nuestra sociedad.

Fue un profesional destacado, traumatólogo y médico rehabilitador, director durante muchos años del Departamento de Rehabilitación del Hospital Nuestra Señora de Covadonga, donde desarrolló una intensa y exitosa actividad, poniendo las bases de la rehabilitación de las deformidades de la columna vertebral, de los lesionados medulares y de la rehabilitación integral de los pacientes con amputaciones de extremidades, por señalar solo alguna de sus más relevantes contribuciones a la sanidad de nuestra Comunidad.

Como aficionado y estudioso de la música tuvo un papel protagonista en el desarrollo de la Sociedad Filarmónica de Oviedo de la que fue presidente hasta el momento actual.

Como presidente del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Asturias me quedo con la imagen de Jaime Álvarez-Buylla, el buen médico que se esfuerza en su formación continuada, en la ilusión y compromiso con los pacientes. También con el médico bueno, que es concepto que tiene que ver más con la autoexigencia, la actitud humanista, de compasión con quien sufre y absoluto respeto de las normas éticas y de deontología que son la base de nuestra profesión.

Jaime Álvarez-Buylla ha sido un personaje de referencia en la historia reciente de Oviedo y, en lo personal, echaré mucho de menos su trato correctísimo, su amena conversación, tan documentada sobre tantos detalles de nuestra sanidad que, ahora, han perdido un extraordinario y querido relator.

Vaya para su esposa, Margarita Álvarez-Santullano y sus hijos Jaime y Manuel la expresión de mi profunda tristeza.

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