La posibilidad de convertir la Avenida de Galicia en un bulevar peatonal quedará rebajada a unas aceras más amplias y a tres carriles para el tráfico, en vez de los cuatro que tiene ahora. Esa es la decisión salomónica que el alcalde, Alfredo Canteli, planteó ayer al mediodía a vecinos y hosteleros, en un paseo por esta arteria comercial de la zona alta de la ciudad.
Los hosteleros salieron a recibir al alcalde con su plano, una propuesta de reforma más ambiciosa que lo que tiene en mente el Ayuntamiento. Ellos habían dibujado solo dos carriles, uno por cada sentido, y desplazamiento de los aparcamientos a otras zonas. Canteli escuchó las explicaciones, pidió situarse y rápidamente negó con la cabeza. "Me dicen que hay mucho paso de autobuses, no se puede".
La solución para mejorar la calle, que se abordará más bien dentro de dos años, admitió el regidor, pasa por eliminar uno de los carriles que van hacia el Campo San Francisco, de bajada. Eso permitirá ganar 1,75 metros de ancho en cada acera. Y se mantendrán todos los aparcamientos.
Los hosteleros plantearon algunas dudas sobre la ampliación de sus terrazas provisional ocupando las zonas azules y mostraron también algunos bocetos de un modelo uniforme de terrazas. Canteli, tras la charla con los hosteleros, se reunión con Juan García y Jose Antonio Caunedo, de la asociación de vecinos Reconquista, que le trasladaron sus temores a la conversión de la calle en un monocultivo hostelero.
