El Seminario del siglo XXI comienza a dejarse ver en uno de los laterales de las instalaciones de Prao Picón. Varios operarios se encuentran acometiendo ya los trabajos para amueblar el nuevo equipamiento de 48 habitaciones creado en el ala del gran edificio que hasta 2005 acogió el colegio de Nuestra Señora de la Asunción. La inauguración de las obras iniciadas en noviembre de 2018 estaba prevista para finales de abril, pero el confinamiento pilló de lleno la última fase de los trabajos, obligando a posponer el estreno varios meses. La institución todavía no desvela la fecha de inauguración, pero fuentes cercanas apuntan a que la puesta de largo llegará pronto.
A falta de conocer el interior de las nuevas dependencias, la fachada ya sirve de aperitivo para la imagen de modernidad que buscan desde el centro de formación de religiosos. La entrada con la inscripción del colegio de Nuestra Señora de la Asunción ya ha dado paso a la leyenda "Seminario de la Asunción", las puertas y ventanas son nuevas y las manos de pintura en la fachada trasladan una mayor sensación calidez.
La actuación ha supuesto un importante esfuerzo económico para el Seminario. La obra fue adjudicada en 2,18 millones de euros y requirió la concesión de un crédito bancario, así como los correspondientes permisos del Ayuntamiento y la consejería de Cultura para actuar en el edificio.
Con la obra se matan varios pájaros de un tiro. El Seminario consigue ampliar su oferta de habitaciones para estudiantes de manera considerable. De las 19 plazas existentes hasta ahora en la parte central del edificio se pasa a disponer de 48. Además, cada una de esas habitaciones contará con aseo propio. Esto supone un gran salto cualitativo, pues en las viejas dependencias los seminaristas debían compartir el cuarto de baño. Al mismo tiempo, se consigue dar uso a las dependencias que permanecían cerradas desde hace quince años. El cierre del colegio de la Asunción en 2015 dio paso a una etapa en la que sus instalaciones fueron utilizadas básicamente como almacén de mobiliario.
Sin embargo, los 6.200 metros cuadrados han permitido ganar al Seminario más servicios que los de pernoctación. La planta baja del recinto escolar se ha convertido en una zona donde existe una sala comunitaria, otra para desempeñar funciones docentes y una biblioteca. Además, se gana espacio para otros servicios auxiliares de la residencia y para crear un área que en principio iba a ser alquilada para los alumnos del MIR, si bien esto ha quedado en el aire a la espera de la vuelta de las clases presenciales de los futuros médicos que se forman en Oviedo.
Los planes para modernizar el Seminario Metropolitano de Oviedo tienen su origen en el año 2016, aunque su tramitación se alargó más de lo esperado inicialmente. La licencia municipal se demoró más de lo previsto y también fueron necesarios largos trámites para amarrar la financiación de unas obras que requirieron de respaldo bancario para llegar a buen puerto tras más de año y medio de trabajos.
El principal objetivo de la institución que dirige Sergio Martínez es contar con una oferta más atractiva para tratar de captar a más estudiantes que reciban la llamada de dios. Las dependencias se habían quedado obsoletas y se temía que algunos seminaristas eligieran otros destinos por la falta de unos servicios acordes al siglo XXI.
Queda por ver qué ocurrirá ahora con los planes de futuro del complejo. La intención inicial era continuar en los próximos años con las reformas del equipamiento y se estimaba que sería necesaria una inversión global de diez millones para transformar la nave central y otras dependencias anexas. Sin embargo, la crisis económica derivada del coronavirus genera incertidumbre. Las dudas de viabilidad de otros proyectos eclesiásticos en Oviedo como el de la iglesia de San Juan a raíz del coronavirus podrían alcanzar también a esta apuesta ambiciosa en Prao Picón. "Probablemente ahora tendremos que tener otras prioridades como la caridad", señalaba recientemente el párroco de San Juan sobre el impacto de la crisis en la Iglesia.
