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Un respiro tras el escape de gas

Los vecinos y comerciantes desalojados por la avería en Pontón de Vaqueros vivieron momentos de tensión: "Pensábamos que iba a explotar todo"

Un respiro tras el escape de gas

Después de la tempestad siempre llega la calma. Y así ocurrió ayer en la zona comprendida entre la avenida del Mar y Pontón de Vaqueros, un área de la ciudad que la mañana anterior había estado completamente rodeada por un perímetro de seguridad a consecuencia de un grave escape de gas registrado a la altura del número 114 de la calle Bermúdez de Castro. Los propietarios de los negocios que fueron evacuados a raíz del suceso, los dueños de los bares desalojados y los vecinos de los cinco edificios que hubo que vaciar por precaución ante el inminente riesgo de explosión, volvieron a funcionar ayer con normalidad. Con algo de miedo aún metido en el cuerpo, pero sin la "sensación de peligro" que daba el fuerte olor a gas del día anterior. "Hubo un momento en el que no se podía ni respirar de todo lo que salía por esa tubería. Al final no pasó nada, pero pudo haber explotado todo y haber ocurrido una desgracia", explica Miguel Villanueva, que tiene una frutería cerca de la rotonda de Pontón de Vaquero, a poco más de cincuenta metros del lugar de la avería.

Villanueva escuchó "un ruido muy fuerte" al principio, como un "reventón". Después, el estruendo inicial se convirtió "en una especie de silbido muy intenso" producido por el gas al escaparse a presión por la tubería dañada. "La Policía llegó muy rápido y mandó desalojar a los clientes. Yo tuve que quedarme dentro y cerrarme bien porque tenía toda la fruta expuesta fuera y no podía dejarla sola", señala el tendero.

Nadia Machhoum, que trabaja en una cafetería cercana, también se asustó mucho con lo ocurrido el jueves. "Primero sonó como si chocasen dos coches y luego empezó ese ruido intenso, como el molesto chispeo que hace la radio cuando no se encuentra la emisora, cuando no hay emisión", explica la camarera. "Eran las doce del mediodía y nosotros teníamos el bar lleno. Nos entró miedo, primero creímos que era una fuga de agua hasta que nos dimos cuenta por el olor de que era gas. Vino la Policía Local y nos mandó cerrar. Estuvimos hasta las ocho de la tarde sin suministro y perdimos de servir muchos menús", añade "

El suceso se produjo mientras los operarios de la empresa Nortegás estaban trabajando en la mejora y ampliación de la red para aumentar la calidad del servicio.

Una de las uniones de las tuberías falló por causas que aún se desconocen y eso provocó un escape que puso en vilo a media ciudad. José Antonio Alia, por ejemplo, lo vio todo desde su casa. "Al principio veías a la gente correr por la calle. Gracias a Dios que no pasó nada, pero el susto fue de los gordos", sostiene. "Sentí el ruido y salí a la ventana inmediatamente. Lo vi desde el principio y sé que hubo momentos de bastante tensión. Pensábamos que iba a explotar todo", añade.

A Silvia Fernández el suceso le pilló atendiendo a una clienta en su salón de belleza de Pontón de Vaqueros. "Poco después de que sonase el estallido ya estaba todo esto lleno de policías y de bomberos. Eso nos tranquilizó un poco, pero la verdad es que llegamos a pasar un poco de miedo porque el gas no paraba de salir y de hacer un ruido muy fuerte", recalca Fernández. "La clienta con la que estaba es una señora mayor. Estuvimos viendo la televisión y tratando de hacer tiempo hasta que nos dejaron salir. La verdad es que no nos aburrimos mucho", dice resignada Fernández, que tuvo que estar encerrada en su peluquería durante al menos hora y media, mientras los operarios de Nortegás cortaban el suministro para comenzar a arreglar la avería.

La fuga de gas registrada ayer en Oviedo también obligó a cerrar un supermercado y la gasolinera que hay junto a la rotonda de Pontón de Vaqueros. "Lo tenemos enfrente y estábamos viendo lo que pasaba. Salía el gas como si fuese un surtidor de agua. En cuanto vinieron a decirnos que teníamos que irnos apagamos todos los automáticos, tomamos todas las medidas de seguridad necesarias y estuvimos esperando detrás del perímetro de seguridad hasta que nos dejaron volver a trabajar", resume Jesús Suárez, que estaba trabajando cuando se produjeron los hechos. "Todo el mundo habla de lo mismo cuando viene a repostar. Lo importante es que no haya pasado nada porque hubo un momento en el que se puso peligroso", decía ayer.

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