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Oviedo registra el fin de semana un repunte turístico de visitantes del territorio nacional

"Queremos tranquilidad pospandemia", dicen los turistas que se empiezan a asomar a la ciudad atraídos también por el clima fresco

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Grupos folclóricos recorren las calles de Oviedo

El paisaje, la naturaleza y la montaña sigue siendo uno de los grandes reclamos de la región y Oviedo se beneficia de ellos con estancias cortas de uno o dos días de deportistas y montañeros que aprovechan los días previos a las rutas o los últimos de las vacaciones para conocer la capital del Principado. Esta vez, con la mascarilla puesta. La mayor parte de los turistas que pasan más de una semana en la región fijan su residencia vacacional en otro lugar, preferiblemente de costa, para luego moverse a lo largo de su estancia a otros lugares como Oviedo, en el que pasan un día entero o media jornada conociendo el casco histórico y el centro urbano.

Una media de diez grados menos de temperatura respecto a la Meseta; pocos casos registrados de coronavirus; tranquilidad, paisaje, cultura y buena gastronomía. Por ese orden, esas son las razones por las que los turistas -el 90% nacionales- visitan Oviedo este verano. Además, este fin de semana se está registrando un significativo repunte de visitantes en comparación con las semanas anteriores. Así lo confirman comerciantes, hosteleros y turoperadores, que atienden a más viajeros de lo habitual en las últimas fechas. "Estoy enseñando la ciudad a un grupo de 31 personas cuando el sábado pasado se habían apuntado cuatro. No sé si es porque hay más gente de vacaciones a partir de la mitad de julio o porque cada vez hay menos miedo a la pandemia mientras se tomen las medidas sanitarias adecuadas. La mayoría se inscribió previamente y algunos lo hicieron sobre la marcha". Ana Belén León, una guía turística de la empresa "Buendía tours" abrió un enorme paraguas ayer frente al teatro Campoamor hacia las doce de la mañana como reclamo para turistas. A esa hora seis grupos folclóricos animaban el entorno del casco antiguo con conciertos de gaita y bailes. El espectáculo y la posibilidad de conocer al detalle la historia de la ciudad atrajo a los turistas que caminaban por allí algo despistados. Al final, se formó un grupo de gente de Madrid, Huesca, Zaragoza, Teruel, Zamora y Sevilla.

Santiago Civera, su esposa Pilar Heredia y su hijo Diego, residentes en Teruel, se pararon un momento a ponerse una chaqueta. "Está más fresquito de lo que pensábamos. Esto de salir con la rebeca en julio es nuevo para mí y muy agradable", comentó la mujer. La familia pasa una semana de vacaciones entre Asturias y Cantabria. Ahora está alojada en Cangas de Onís y desde allí se mueve a diferentes localidades. Ayer tocó Oviedo. La primera vez para ella y el chico, y la segunda para el padre. "Escogimos venir al norte por la temperatura y la buena marcha de la crisis sanitaria. Y se está cumpliendo todo. Lo estamos pasando muy bien después de tres meses tan horribles. Queremos tranquilidad pos pandemia", explicó Santiago, que ya estaba organizando la jornada con una visita al casco histórico por la mañana y una escapada a Gijón por la tarde. Sobre la acogida de los ovetenses, nada que objetar. "La gente es súper amable y respetuosa. El único problema es que vemos muchos locales cerrados en sábado y otros que se ve que han bajado la persiana para siempre. Una pena", comentaron antes de seguir ruta.

Especialmente emocionada por estar en Oviedo estaba Pilar Arasanz, natural de Huesca con domicilio en París y que ha venido a la ciudad a conocer a un sobrino recién nacido y, de paso, hacer turismo. Visita Oviedo con un grupo de seis personas y lo que más le llama la atención es el respeto de los vecinos por las normas de la "nueva normalidad". "Aquí es raro ver a alguien sin mascarilla o que no se aparte si va sin ella, ya podían copiar en otros sitios", dijo en voz baja mientras atendía las explicaciones de la guía turística. Junto a ella, su hijo de 14 años, Arturo Periel, aseguraba "estar flipado" con el tiempo porque se imaginaba que iba a estar en chanclas y manga corta todo el rato.

En la confluencia de las calles Palacio Valdés, Milicias Nacionales, Pelayo y Progreso, se pararon ayer una decena de personas guardando entre sí una distancia prudente para ver la actuación del grupo de baile "Xeitu" y la de la banda de gaitas "La laguna del Torollu", que se encontraron a la altura de la escultura "El diestro" con el gaitero Iñaki Sánchez a la cabeza llevando en el regazo a su hija Mencía, de dos años. Era difícil distinguir a vecinos de turistas salvo porque los segundos llevaban cámaras de fotos en lugar de un simple móvil. No había demasiados visitantes mirando. "Seguimos atendiendo a más ovetenses y asturianos que a turistas, bien sean de España o extranjeros, pero esperamos que la cosa cambie a lo largo del verano. Hoy ya pinta algo mejor", explicó un camarero bandeja en mano en la calle Pelayo.

Manuel Royo, su mujer Gloria Manero y sus hijos Fernando y Lucía llevaban cámaras de fotos y planos de Oviedo por la plaza del Ayuntamiento en dirección a Cimadevilla. Viven en Zaragoza y llegaron a Asturias hace una semana con la intención de marcharse mañana o pasado. Tenían las fechas fijadas desde antes del estado de alarma, aunque el destino de las vacaciones familiares iba a ser Francia. "Cambiamos por razones obvias y estamos felices. Buscábamos huir del calor y un sitio tranquilo con historia para perderse por sus calles. Oviedo es perfecto para eso", explicó la mujer antes de comentar que lo que les gusta es dejarse llevar. Se alojan en Muros del Nalón y cada día van a un lugar diferente. "Nos reciben genial. No hemos notado rechazo al visitante por la pandemia en ningún sitio. Es un destino para repetir", explicaron ya en la calle Cimadevilla dispuestos a ver la Catedral.

Un grupo de 14 amigos de Vizcaya visitó ayer la capital asturiana después de haber estado los días anteriores de ruta y caminata en Peña Ubiña y el Monte Cayón. "Nos vamos a quedar hasta mañana en Asturias, en concreto en Oviedo. Esta es una ciudad preciosa que parece bastante segura frente al covid-19", comentó uno de ellos, Jesús Mari Zorroza minutos antes de sacarse todos juntos una foto junto a la escultura del viajero en la plaza Porlier.

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