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El baile de los pequeños valientes

Los niños ovetenses practican coreografías en talleres a pie de calle, en plazas y parques de barrios como Pumarín, San Lázaro y Vallobín

Liliana Álvarez bailando en el parque Poeta Ángel González. LNE

A sus 6 años, Liliana Álvarez se había pasado toda la cuarentena practicando para lo que vendría después sin saberlo: el baile. Ayer, en el parque Poeta Ángel González lo pudo poner en práctica por primera vez en público, en uno de los talleres que el Ayuntamiento organiza en los barrios. Divertida, le cuenta a su madre la experiencia y no duda poner en práctica los pasos nuevos que ha aprendido nuevos. Su hermano Juan, de 3 años, intenta imitarla. No ha podido disfrutar de la actividad porque es para mayores de cinco años, aunque la ha visto de lejos. "Pero yo lo hago mejor", aclara Liliana mientras repite de nuevo la última coreografía.

La joven ovetense tiene que reconocer que todavía siente "un poco de vergüenza" cuando lo hace delante de todo el mundo. No es la única a la que le ocurre, según lo que explica Marta Fernández, otra de las monitoras, en su caso en el barrio de San Lázaro: "Los niños suelen ser mucho más tímidos que las niñas y tenemos menos apuntados". Su primera clase fue este pasado lunes, y tenía mucho miedo de que no se presentara nadie. "Por suerte fue un éxito", admite, mientras desconecta la última canción del altavoz y guarda el gel hidroalcohólico. En menos de un cuarto de hora tendrá la clase de los adultos, a la que de momento tiene a solo dos personas apuntadas.

En el parque del Milán Marisel Delgado también tiene apuntada a su hija Samantha porque la monitora es la misma que le da en el colegio las actividades extraescolares. Fue Samantha, de 5 años, quien quiso inscribirse en cuanto se enteró de que existía el taller. Y a su madre le pareció una "idea maravillosa" y además, decidió que ella también iría a la clase de después. En una zona a la sombra espera a que llegue su turno.

La actividad de ayer en el parque Poeta Ángel González tuvo un total de 6 niños apuntados, pero después de cada taller, el número crece. "Me lo he pasado genial y no puedo tener más ganas de que llegue el jueves", celebra Liliana, que se acaba de enterar de que mañana tendrá tres compañeras nuevas, movidas por la música y por las ganas de participar en una actividad tan animada. "Me dará menos vergüenza porque ya será la segunda vez que lo haga, aunque haya más gente", cuenta, y da el último paso.

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