El Antiguo quiere subirse al carro del internet de última generación. Vecinos y comerciantes del casco histórico consideran indispensable la llegada de inversiones en comunicaciones para que el barrio no se quede atrás en la digitalización y modernización de los negocios. Admiten que, a nivel particular, la conexión por cable que brinda al barrio un operador es suficiente, pero advierten de los "serios problemas" que sufren algunos comerciantes y profesionales liberales para desarrollar su actividad con las mismas ventajas tecnológicas que sus colegas de otras zonas de la ciudad. Los afectados exigen inversiones para subsanar lo que consideran "un atraso", pero el Ayuntamiento ve "muy improbable" que las mismas lleguen debido al elevado coste que supondrían las obras para soterrar la fibra en la zona.

La reivindicación, aunque casi olvidada, ya viene de lejos. "Fue una de las múltiples peticiones que pusimos sobre la mesa cuando el Ayuntamiento puso en marcha los distritos", explica Pacho Alonso, que fue presidente de la asociación Oviedo Redondo y todavía hoy sigue defendiendo una apuesta decidida por modernizar las comunicaciones del barrio. "Queremos que la gente abra negocios y no se vaya, pero sin facilidades eso será muy difícil de conseguir", indica, mostrándose especialmente crítico con que se prioricen otras medidas como colocar cámaras de vigilancia.

Las quejas vecinales van incluso más allá. No solamente echan en falta la existencia de fibra óptica, sino que lamentan la escasa oferta de operadores telefónicos para conectarse a internet en sus tiendas y casas. "A día de hoy existe un monopolio de una gran empresa y cuando la gente busca otras ofertas se encuentra con que, en lo que a telecomunicaciones se refiere, estamos muy atrasados", declara la presidenta de la asociación de vecinos del Fontán, Ana Isabel Balbín.

Los principales damnificados, coinciden los vecinos, son los pequeños comercios y negocios como despachos de arquitectos o abogados a los que, debido a la complejidad de sus programas informáticos y su elevada carga de trabajo, la red convencional se les queda pequeña. "Es un servicio que, sin duda, tendría gran aceptación y sería un reclamo más para asentar en el barrio actividad económica", apuntan fuentes del colectivo de comerciantes locales.

A pesar de la claridad del objetivo y los argumentos de peso esgrimidos por los demandantes del servicio, desde el Ayuntamiento se muestran pesimistas sobre las posibilidades de que algún día llegue la fibra óptica al casco histórico. "Instalarla requiere de unas obras costosísimas que ningún operador privado está dispuesto a asumir", comenta el concejal de Economía y Modernización, Javier Cuesta.

Desde el Consistorio ven pocas alternativas para satisfacer las demandas de una conexión más rápida para el barrio. "No queda otra que esperar por el 5G o adaptarse a lo que hay ahora", sostiene el edil ovetense, que admite haber estudiado sin éxito la posibilidad de ampliar servicios como habilitar redes wifi de titularidad pública. "La Unión Europea considera este tipo de inversiones competencia desleal y no podríamos meternos en esa aventura", puntualiza el edil.

Varios habitantes de la zona se pusieron en contacto en repetidas ocasiones con operadores de telecomunicaciones para presentarles sus quejas, pero aseguran haber recibido solo excusas. "En alguna ocasión nos dijeron que era el Ayuntamiento el que daba los permisos", indica Ana Isabel Balbín, sorprendida por las grandes diferencias entre las versiones de las compañías y del Consistorio.

El interés por la llegada de la fibra óptica al Antiguo estuvo durante un tiempo olvidado, pero se ha visto reforzado, según los afectados, por el creciente interés de los negocios locales en sumarse a la venta online durante el confinamiento. Desde el decreto del estado de alarma fueron muchos los negocios que se reciclaron y pusieron en marcha portales de compras a través de la red. Vista la aceptación de los clientes y las constantes recomendaciones de aumentar la venta telemática, los empresarios reclaman la puesta en marcha de tecnologías más modernas a precios competitivos. "El Antiguo no puede quedarse atrás respecto al resto de la ciudad", reclaman los demandantes de la fibra.