El ovetense Pepe Reina Tartiere es el presidente de la Asociación de Bares de Copas de Oviedo (Abaco). Tiene cuarenta años, lleva la mitad de su vida trabajando en la noche del Antiguo y jamás se había planteado cerrar su negocio, pero asegura que las restricciones impuestas por el Gobierno regional al ocio nocturno para tratar de frenar la expansión del covid -obligación de cerrar a las dos de la madrugada y prohibición de atender en barra a partir de las doce- le obligan a echar la persiana. A él y a muchos de los sesenta propietarios de locales del casco viejo que están en la asociación. Los integrantes del gremio mantendrán hoy una reunión con el fin de convocar una movilización de cara a la semana que viene.
- ¿Este fin de semana no se va a poder tomar una copa en el casco viejo?
-Algunos locales tienen que abrir porque están muy apretados desde el punto de vista económico y necesitan hacer caja por mínima que sea, pero los negocios más grandes, los que normalmente mueven más gente, van a estar cerrados. La gente que abre es porque no le queda más remedio.
- ¿Considera usted que el ocio nocturno es un sector perseguido en estos momentos?
-Totalmente. No hay ningún fundamento para decir que el virus se contagia más por las noches. Lo que piensan es que nuestros locales son más peligrosos porque se consume alcohol, pero no ha habido ningún científico que haya salido diciendo que te puedes contagiar más fácil en un bar de copas a las cuatro de la madrugada que en una cafetería a las once de la mañana o a las ocho de la tarde en una sidrería. Es un miedo al ocio nocturno, no tiene otra explicación.
- Pero lo cierto es que varios de los últimos brotes en Asturias se han registrado en locales de ocio.
-El brote de La Corredoria se ha dado en un barrio ajeno al Oviedo Antiguo y en una cervecería. El positivo del local de copas de Gijón es de un camarero y ha surgido después del "decretazo" del Gobierno regional. Hasta el momento, en los bares que están en la asociación Abaco no ha habido ni un contagio ni una sola sanción por incumplir la normativa. Estamos limpios y nuestra profesionalidad no queda en entredicho.
- ¿Está diciendo usted que en Oviedo se están haciendo mejor las cosas?
-Lo que digo es que nosotros teníamos muy claro desde el confinamiento que íbamos a abrir cumpliendo estrictamente las medidas de seguridad y así lo hemos hecho. El Ayuntamiento nos ha felicitado en varias ocasiones. Nosotros nos responsabilizamos de lo nuestro. Se dice que uno de los motivos que ha llevado a imponer las restricciones es que la gente anda por la calle sin mascarilla en la zona de copas, pero nosotros nos encargamos de que no entren así a los bares.
- ¿Y de qué van a vivir los locales que no abran?
-Le hemos pedido una reunión al Principado precisamente por eso. Nos han criminalizado y nos están impidiendo trabajar, o sea que no estaría de más que se formalizase algún tipo de ayuda. Los locales de copas, como pronto, abrimos a las diez de la noche, o sea que nos están quitando tres horas y media de las seis que tenemos para vender. Se trata de un cierre encubierto.
- ¿Qué tipo de ayudas cree usted que deberían recibir?
-Pues no lo sé. A los ERTE no podemos reengancharnos, por eso necesitamos que nos lo digan ellos. Tampoco se puede despedir a la gente. No sé cómo vamos a salir de ésta, pero lo que está claro es que va a haber muchos locales que van a tener que cerrar.
- ¿Cuántas personas dependen económicamente de los bares de copas de Oviedo?
-Pues directamente hay más de doscientas familias que comen de esto, pero se trata sólo de una pequeña parte. Alrededor de este tipo de negocios hay muchas otras empresas que ahora van a dejar de vender sus productos o sus servicios. Yo diría que el cierre de los bares afecta a más de mil personas sin equivocarme.
- ¿Tienen previsto alguna llamada de atención?
-Puedo adelantar que convocaremos una manifestación porque los bares de copas estamos perseguidos. Queremos hacerla la semana que viene e involucrar también a los proveedores y a otras empresas con las que trabajamos. Será una manifestación pacífica, por supuesto.
