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El Seminario, como Dios manda

La primera fase de rehabilitación del centro de formación de sacerdotes culmina con nuevos dormitorios, cocina, comedores, oratorio y capilla

Sergio Martínez y Antonio Marfil juegan al futbolín con David Álvarez y Jesús del Riego, en la nueva sala común.

Los trece futuros sacerdotes que se forman actualmente en el Seminario Metropolitano de Oviedo ya tienen casa nueva tras las obras de reforma de una de las tres alas del edificio, que desde 1945 está dedicado a residencia y que hasta ahora no había experimentado una rehabilitación integral, y donde también se encontraba el antiguo colegio de la Asunción.

Los trabajos, que han costado tres millones de euros, han sido a conciencia. La empresa Iroca, bajo la dirección de Daniel Cortizo, arquitecto del Arzobispado, ha remodelado 6.000 metros cuadrados de superficie del inmueble, en los que se ha actuado con mimo, renovando estructuras y elementos obsoletos, entre ellos la electricidad, la calefacción, el agua caliente sanitaria; dotándolo de telefonía e internet, y, a la vez, aprovechando solados de baldosa hidráulica y mobiliario que ha rehabilitado un seminarista aficionado a la carpintería.

Sergio Martínez Mendaro, rector del Seminario, enseñó ayer el resultado de las obras, acompañado por Pablo y Julio Rodero, de la empresa encargada de las obras, que resaltaron la dificultad que supuso modificar y modernizar toda la estructura interna de la construcción. "Esta primera parte forma parte de un plan de reforma integral que inicialmente englobaba tres fases en un periodo a 10-12 años, pero que dadas las circunstancias de crisis sanitaria actual se ha decidido paralizar hasta que las cosas estén más claras", señaló Sergio Martínez, recientemente nombrado delegado episcopal de Pastoral Vocacional por el Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes. "La obra ha tenido una duración aproximada de 18 meses y ha sido sufragada prácticamente de forma autosuficiente, gracias al trabajo de los últimos años en los que el Seminario ha realizado una contención del gasto y un incremento de los ingresos, procedentes principalmente de los alquileres y la acogida pastoral", añadió el rector. La superficie remodelada alberga 52 dormitorios que han sido decorados de forma funcional, con una perfecta delimitación de los ambientes de estudio y descanso y un exhaustivo aprovechamiento del espacio que incluye cuartos de baño completos. Los seminaristas dispondrán de un nuevo comedor de diario, al lado de la cocina, en el que, entre un mobiliario sencillo y funcional, destaca un aparador de castaño restaurado, al que no se le daba uso. La lavandería es otro de los equipamientos que harán más sencillo el día a día de los estudiantes, que podrán gestionar su ropa directamente. El comedor para las ocasiones especiales se ha ubicado en una sala con cristaleras que dan un aire muy inglés a la estancia. "Este edificio se hizo para albergar a seiscientos seminaristas, ahora las necesidades son distintas, A cambio, por el edificio pasan 13.000 personas al año para asistir y realizar diferentes actividades", explicó Martínez Mendaro, optimista ante un repunte de los seminaristas que puedan ocupar más dormitorios, en años venideros. El nuevo oratorio es, junto con la capilla, la joya de la corona de las instalaciones. En la sala destacan las vidrieras, inspiradas en cuadros del sacerdote Ramón Rodríguez Cuevas, que se encuentran en el Museo Diocesano, un homenaje al que fue director del Secretariado Diocesano de Medios de Comunicación Social y canónigo de la Catedral. La capilla se ha decorado en blanco, con detalles en azul cobalto en el altar y en el techo.

Los tres seminaristas que hablaron en nombre de sus compañeros no ocultaron su alegría por el nuevo hogar que hará su vida y su estudio mucho más confortable. Antonio Marfil, granadino, de 21 años, destacó la amplitud de la nueva biblioteca y el oratorio, ubicado en la segunda planta. Jesús del Riego, de la Tenderina, resaltó la comodidad de los dormitorios, mejor dotados para el estudio. David Álvarez, avilesino, de 37 años, decano de los seminaristas, y en su último año, también se mostró encantado con el resultado de las obras, que les han dejado hasta un futbolín en el salón de uso común, con sillas y butacas de estilo contemporáneo, en tonos suaves, acorde con el ambiente sobrio de las dependencias. "La mayor ganancia es para el día a día; esta es nuestra casa, y a partir de ahora es un poco más hogareña para todos", concluyó Sergio Martínez, que tampoco obvió el ahorro energético que propiciarán las nuevas instalaciones.

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