El director general de Salud Pública, Rafael Cofiño, enmendó ayer la plana al Ayuntamiento de Oviedo y su aparente exceso de celo a la hora de interpretar las ordenanzas y sancionar en las terrazas por el uso de las mascarillas. Según explicó la Policía Local a principios de semana, la interpretación realizada por el Consistorio es que la mascarilla sólo se debe bajar o quitar durante "el acto propio" de comer, beber y fumar. Es decir, cada vez que se meta un bocado, se dé un sorbo o una calada al cigarrillo. Según Cofiño, esta continua manipulación de las mascarillas es perjudicial, por lo que pidió "sentido común" en las actuaciones.

Rafael Cofiño indicó que la manipulación excesiva de las mascarillas pueda acabar deteriorándolas y restando la eficacia que se pretende con ellas. Por lo que es más razonable mantener las distancias de seguridad, desprenderse de las mascarillas mientras se va a consumir y volver a colocárselas cuando se finaliza. "Sentido común", remarcó.

La interpretación que hacen el Principado y otras administraciones es que uno se puede desprender del embozado cuando ya le han servido la consumición, y se lo volverá a colocar cuando se levante de su sitio para abandonar el local, o bien si va a deambular por la terraza o el interior del establecimientos, por ejemplo para ir al baño.

La interpretación que hace el Ayuntamiento del uso de las mascarillas en las terrazas generó ayer un tenso rifirrafe entre el edil del PP Gerardo Antuña y el presidente local de Otea, David González Codón, durante la presentación de "Saborea Oviedo". El hostelero se mostró en desacuerdo con que se obligue a mantener las mascarillas puestas en todo momento en las terrazas, salvo para el momento mismo de comer o beber. El concejal le replicó que el Ayuntamiento aplica una normativa estatal