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Más inversión en el Patrimonio Mundial de la ciudad, el mejor camino para la Unesco

Obtener una tercera declaración es un "reto difícil" para los asesores de la ONU, que ven a Oviedo muy bien posicionada con los títulos del Prerrománico y el Camino de Santiago

Tres turistas en San Miguel de Lillo. IRMA COLLÍN

El incremento de las inversiones para la protección y la promoción de los elementos que ya han logrado la declaración como Patrimonio de la Humanidad (el Prerrománico y el Camino de Santiago) es el mejor camino que puede seguir Oviedo para conservar y sacar partido de sus monumentos. Es lo que mantiene Víctor Fernández, secretario del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), la organización internacional no gubernamental asociada a la Unesco que está encargada de analizar las candidaturas que aspiren a ser Patrimonio Mundial. En declaraciones a LA NUEVA ESPAÑA, Fernández coincide con los expertos urbanistas consultados en que el reto de lograr una tercera declaración para la ciudad, en este caso para el Antiguo, supone un reto "difícil" de conseguir. En todo caso, advierte de que Oviedo ya está "muy bien posicionada" en la lista patrimonial de la Unesco de la mano de los milenarios monumentos de la Monarquía Asturiana (Santa María del Naranco, San Miguel de Lillo, la Cámara Santa, San Julián de los Prados y la Foncalada) y de la ruta jacobea, cuya declaración incluye a la Catedral.

Víctor Fernández también pone de manifiesto que la Unesco tiene muy en cuenta el sentido de la candidatura y si ésta sale de una preocupación real por la protección del patrimonio o si, por el contrario, surge del interés por aprovechar desde el punto de vista económico el gran arrastre turístico de la declaración. Que la iniciativa disponga del mayor respaldo popular va a ser clave para convencer a los especialistas encargados de analizar las candidaturas incluidas en la lista indicativa, la relación de candidaturas que logran pasar los filtros nacionales.

El Icomos ya emitió un informa de valoración de la candidatura que Oviedo hizo llegar a la Unesco en 1998 para intentar que su casco histórico fuera Patrimonio de la Humanidad. Entonces, la propuesta para el Antiguo no fraguó, pero sí que se consiguió la declaración para San Julián de los Prados, la fuente de Foncalada y la Cámara Santa de la Catedral. El estudio del organismo asesor rechazó la inclusión de todo el casco histórico sobre la base de que tal pretensión "desvirtúa el interés de la Unesco de hacer una declaración específica del Prerrománico". "El añadir el centro histórico entero con sus edificios fechados mayoritariamente en el siglo XV y siguientes al grupo existente de iglesias prerrománicas modificaría totalmente su carácter y rompería con el concepto que estamos reconociendo de conjunto de edificios perrománicos", añadía el texto del Icomos, que debe servir de base para el caso de que esta nueva iniciativa vaya hacia adelante, algo que ha garantizado ya el equipo de Gobierno que preside el regidor popular Alfredo Canteli.

Aquella de finales de los años noventa del pasado siglo no fue la única intervención del Icomos en la gestión del patrimonio ovetense. Una década después, en 2008, el organismo alertó al Ayuntamiento de las consecuencias que podría acarrearle modificar el Plan General de Ordenación (PGO) para dar luz verde a un proyecto de Calatrava consistente en levantar tres rascacielos de 139 metros de altura en la parcela de la antigua estación ferroviaria del Vasco. A juicio del organismo asociado a la Unesco, el plan, finalmente fallido, resultaba incompatible con la protección de los monumentos prerrománicos y tenía "poco que ver con la modernidad urbana y sí mucho con una operación de incremento de aprovechamientos urbanísticos que afectaría gravemente al patrimonio cultural de la ciudad". "No hay antecedentes en el urbanismo democrático español de una acción como la que se plantea a una distancia tan corta de una catedral", y "tampoco se conocen acciones semejantes en ninguna capital europea", advertía textualmente el informe realizada entonces por Víctor Fernández. Su contenido deja bien a las claras las consecuencias en el urbanismo local de las declaraciones de la Unesco. En caso de que Oviedo se decida a impulsar la candidatura para el Antiguo, ese paso condicionaría el futuro de solares como el del martillo de Santa Ana. La ciudad se vería obligada a asumir y respetar los preceptos de autenticidad de la Unesco, que únicamente permite las reconstrucciones en casos excepcionales y en base a estrictos criterios históricos.

Frente a las dificultades que se presentan para la nueva candidatura del casco histórico, el legado patrimonial de la Monarquía Asturiana, los monumentos prerrománicos, cumplieron sin mayores problemas las condiciones exigibles para integrar la lista de Patrimonio Mundial. En su declaración, la Unesco destaca que esta milenaria colección arquitectónica "representa un logro artístico único que no es ni una metamorfosis del arte paleocristiano ni una característica del arte carolingio. Estas iglesias, de diseño basilical, completamente abovedadas y que utilizan columnas en lugar de pilares, tienen decoraciones muy ricas inspiradas en elementos árabes, así como formas que las asocian con los grandes santuarios de Asia Menor". Es más, el organismo dependiente de la ONU subraya que estos monumentos "han ejercido una influencia decisiva en el desarrollo de la arquitectura medieval en la península ibérica".

"Los palacios e iglesias de los alrededores de Oviedo son un testimonio eminente de la civilización del pequeño reino cristiano durante el esplendor del Emirato de Córdoba", añaden los expertos de la Unesco sobre el legado de la Monarquía Asturiana, un periodo que, en principio, sería uno de los principales sustentos de la nueva candidatura local. Y es que, a falta de un mayor detalle, la intención inicial del Ayuntamiento pasa por limitar la candidatura al denominado Oviedo Redondo o intramuros, ligado a su condición de corte regia y origen histórico del Camino de Santiago, con Alfonso II como primer peregrino a Santiago.

Pese a la enorme relevancia de este patrimonio único en el mundo, las inversiones de las administraciones públicas, especialmente del Principado, brillan por su ausencia desde hace años.

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