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IGNACIO RUIZ LATIERRO | DIRECTOR GENERAL DE INFRAESTRUCTURAS DE OVIEDO

"En Santullano se teorizó diez años y no se puso un solo ladrillo; hay que trabajar ya"

"Se han pasado con la maraña administrativa; el grado de protección es de una amplitud tal que son incapaces de informar de todo lo que ellos mismos se han dado la orden de controlar"

Ignacio Ruiz Latierro, en su despacho de Urbanismo.

A Ignacio Ruiz Latierro le nacieron en Santander en 1971 y regresó en 1995 a la tierra de sus abuelos para estudiar Caminos, Canales y Puertos. Su trayectoria laboral le llevó por la Autovía del Cantábrico, Asturagua y el servicio de Planificación Hidráulica del Principado hasta que en 2003 heredó, tras oposición, la plaza del ingeniero Alfredo Suárez. Tras diecisiete años en el Ayuntamiento, ocupa ahora el nuevo puesto de director general de Infraestructuras, Edificios y Servicios.

- ¿Que supone este cargo?

-Debería de darme más margen de maniobra, aunque la mayoría son áreas en las que ya estaba trabajando o había trabajado. La parte por la que se amplían competencias es la de los edificios municipales. Lo que te da es un poco más de cercanía al ámbito político y a lo mejor mayor influencia, aunque no hay que olvidar que este es un gobierno bipartito.

- Ha trabajado con unos cuantos gobiernos ya.

-Tres gobiernos y cuatro alcaldes distintos.

- Algo sabrá, entonces, de la influencia en lo político.

-Y hasta algo de éxito he tenido. Pero no creo que se note mucho ahora la diferencia en el puesto, salvo algunas competencias más en ámbitos que necesitaban un refuerzo de gestión.

- ¿Cuál es su balance de esos cuatro alcaldes?

-Bastante positivo a nivel personal de casi todos; desde el gabinismo tardío, con el que llegué a tener buenísima relación, también, desde luego, con Agustín Caunedo...

- De Lorenzo también era ingeniero.

-De minas

- ¿Eso une?

-Entre ingenieros siempre podremos hablar de matemáticas, pero... Luego llegó una fase un poco más traumática con el tripartito, pero con Wenceslao López tuve y tengo una magnífica relación. De todos los alcaldes casi puedo decir que era el que mejor admitía las críticas. Luego la situación con el tripartito también se normalizó.

- ¿Y ahora?

-Bien. Todavía llevan un año de gobierno, con lo que las direcciones generales deberían tener cierto ánimo de eventualidad, les han dejado un recorrido presumiblemente de tres años, que es lo que va quedando. Si después de un año de mandato han querido sacarlas, tendrán sus motivos organizativos.

- ¿Cómo has visto la evolución de Oviedo?

-En la época del gabinismo tardía llegué a intervenir en la fase de culminación de los últimos planes de choque, me tocaron varios. Con Agustín Caunedo se pasó a una economía mucho más de guerra, donde la inversión pública perdió influencia, aunque se hizo el puente de La Florida, que es lo más importante del último quinquenio. Luego se pasó a una época de mantenimiento y ahora juegan dos factores a favor de que la inversión pública sea relevante. Por una lado, tenemos que gastar ya los fondos europeos; no nos queda más remedio que ejecutar la inversiones previstas en Santullano. No hay tiempo para seguir hablando y discutiendo. Por otra, todo induce a pensar que con los remanentes, si el Ayuntamiento se incorpora a la propuesta, habrá cierta capacidad en los próximos dos años.

- Repaso a las urgencias. ¿Hay problema de tráfico, hace falta una ronda norte?

-Oviedo no tiene un problema de tráfico; tiene una situación de equilibrio de una ciudad de tamaño medio, lo que no quita para que ciertas necesidades de movilidad urbana nos vayan a obligar a tomar medidas. La ronda norte puede quitar un pequeño porcentaje de tráfico pesado al centro de la ciudad, y por tanto siempre le va a venir bien a Oviedo, pero es una decisión que a día de hoy ni siquiera recae en nosotros, sino en el ministerio.

- Peatonalizaciones. Oviedo fue pionera, luego paró. ¿Vuelven ahora?

-A lo mejor paramos en el momento justo, lo que no quiere decir que ahora no haya que seguir. Hoy no peatonalizaríamos la calle Pelayo como lo hicimos. Ha cumplido su función, es una calle de paseo que potencia el ámbito comercial pero no es cómoda para pasear en bicicleta, ni fácil para las cargas y descargas y genera en una población tan envejecida problemas de accesibilidad a sus portales. Hoy se va por la restricción de tráficos y usos con control de accesos. Es lo que vamos a empezar a hacer ya en Mendizábal. No va a ser un corte de tráfico radical sino un modelo más moderno, más compatible con distintos usos.

- ¿Qué pasa con el Antiguo?

-El Antiguo necesita una revitalización, no ya de infraestructuras, sino de pensar primero cuáles son los usos que queremos, cómo potenciarlo turísticamente, desde el punto de vista hotelero, regular el uso hostelero y darle cierta actividad económica. Se requiere más un cambio de normativa, necesita un estudio económico de cómo sacarle aprovechamiento y en función de esos usos flexibilizar la normativa que tenemos ahora. Habrá que hablar con Cultura y compatibilizar el valor patrimonial con nuevos usos, desde pisos turísticos a hostelería en altura. ¿No podemos tener restaurantes que ocupen varias plantas como en otros cascos antiguos? Si se supiera qué se quiere hacer con el Antiguo seguro que sería fácil planificar las infraestructuras.

- ¿La Fábrica de Gas no es una pieza importante?

-Es un problema privado. Oviedo tiene otras dos áreas de oportunidad gigantescas, por lo que tampoco sé si es muy interesante adquirir más espacios cuando ahora hay una propiedad privada con capacidad para desarrollar usos interesantes. Además ya hay un plan especial aprobado, que te puede gustar más o menos, pero por el que el dueño te tiene que dar ya unos espacios de uso público urbanizados. Adquirir la fábrica es tanto como expropiarle un problema a un privado.

- ¿Y en la Vega?

-Lo primero, no tener prisa, lo que no significa estar parado. Hay que hablar con Defensa porque no se puede planificar al margen de ellos. Hay que sentarse, trazar un plan, unos plazos que no serán cortos y seguir trabajando de su mano en lo que se pueda. ¿Qué sentido tienen gastar ahora el dinero, escaso en las administraciones, en comprarse bienes públicos entre ellos? Al ciudadano le parecerá raro que un Ayuntamiento pague dinero a un ministerio para quedarse con unos terrenos en los que todavía no sabe qué se va a hacer. Hay que socializar el problema, porque lo tenemos los dos. El Ayuntamiento, porque está enclavado en el puñetero centro de la ciudad. El ministerio, porque posiblemente tienen unas expectativas económicas. Llevará años, lo que significa que ir atacando la Vega por mordiscos y de forma conjunta será la manera más inteligente.

- ¿Echan mano de ella en el plan de Santullano?

-No. Se está estudiando como alternativa interesante para utilizar una nave como parte del viario, pero no podemos actuar en ella hasta que no lleguemos a esos acuerdos con Defensa En Santullano tenemos cosas que hacer. Es un ámbito muy grande y estamos con los proyectos para empezar a trabajar. La ciudadanía está un poco cansada. Después de hablar 10 años de cómo cambiar ese tramo no se ha puesto un solo ladrillo. Por ahora solo se ha teorizado, y parte de los fracasos en este ámbito han sido por incluir la Vega como parte del ámbito, que lo es, pero hay que empezar a hacer cosas con los espacios que tenemos.

- ¿Qué se quiere hacer allí?

-Urbanizar esas zonas, ganar espacios públicos ajardinados, generar nuevas oportunidades de movilidad. En breve se licitarán los proyectos que afectan al Palacio de los Deportes, un colector, la reordenación de la glorieta de la Cruz roja y el parque lineal de la zona sur del tramo urbano de la "Y". Todo ello, sin provocar conflictos largos de tráfico. Uno de los principales problemas de la solución anterior, que se iba de largo de presupuesto, es que la entrada a Oviedo iba a estar en obras diez años. Las actuaciones tienen que tener principio y fin.

- ¿El Cristo?

-Tampoco es nuestro. Recibiremos parte de la urbanización que desarrolle el Principado. Curiosamente, en los dos ámbitos de oportunidad de Oviedo el Ayuntamiento ahora mismo no tienen ninguna capacidad de gestión directa. Pero sí influencia. A día de hoy el Cristo está en una fase muy incipiente. Hay un documento de prioridades sobre el que todavía es muy difícil opinar. Habrá que ver cómo se desarrolla todo eso para hacerse una idea.

- ¿Puede explicar a un ciudadano por qué no logramos hacer nada con la plaza de toros?

-Es un poco lo mismo que está despertando cierto movimiento social, entre promotores y dentro de la propia administración, alertando de que nos estamos pasando con una maraña administrativa paralizadora. El grado de protección y control ha llegado a ser de una amplitud tal que son incapaces de controlar todo lo que ellos mismos se han dado la orden de controlar. Quizá Cultura se ha autoimpuesto muchas cargas que a día de hoy son incapaces de mantener. Y eso se nota en lo que se tarda en obtener un informe dentro de los ámbitos de protección, o lo que cuesta darle a los edificios una segunda vida, que aquí parece que es más difícil que en el resto del país. Quizá forme parte de ese proteccionismo asturiano medioambiental por el que también parece más difícil instalar una industria que en otras provincias. O será que la administración es compleja y la asturiana va en cabeza. Hemos logrado ciertos éxitos de protección, sí, en la costa, por ejemplo, pero a día de hoy esos niveles no son necesarios ni convenientes en otros ámbitos.

- El Ayuntamiento tampoco es ejemplo. Fíjese en el kiosco del Bombé.

-La contratación no es ágil para solucionar los problemas. Eso también hace muchas veces que no seamos capaces de cumplir nuestros planes de inversión y por eso ahora hay remanentes que nos quitan, porque hemos sido incapaces de gastar el dinero que teníamos para invertir por incapacidad en la gestión. Y porque la ley no es ágil para resolver los problemas sobrevenidos, como pasó en el Bombé. Igual que el Principado plantea la racionalización de la administración, hace falta una simplificación administrativa. Pero lo cierto es que nos lo tenemos que hacer mirar todos cuando estamos cobrando impuestos a los ciudadanos para meterlos en un cajón.

- Una última petición.

-A los ciudadanos y a los políticos. Que sean pacientes y conscientes de las dificultades de la administración. Todos llegan queriendo hacer cosas, pero la administración pocas veces permite esa inmediatez. Es muy frustrante para el político, pero para el técnico, ni tan malo. A veces es bueno evitar que se ande a salto de mata.

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