Jaime González de Herrero Sánchez, pintor y un descatado activo de la vida cultural ovetense durante décadas, falleció ayer a los 83 años. Conocido por todos como Jaimer Herrero, fue un artista que se manifestó pintando y escribiendo, pero que a lo largo de su vida tuvo infinidad de dedicaciones. Se ganó la vida como decorador, ceramista, publicista, grafista, maquetador, humorista y una decena de cosas más, además de trabajador de RTVE, empresa en la que se jubiló en 1995.

Nacido en Gijón en 1937, vivió en diversas ciudades aunque fue en Oviedo donde se asentó. En 1999 se descubrió como poeta con «La sombra del monigote», al que siguió «Trementina Street». Hace 10 años contó para LA NUEVA ESPAÑA las memorias rápidas de su vida donde entre otras cuestiones desvelaba que "por mi padre soy de judíos vascos; por mi madre, de sino-asturianos. Así que los problemas raciales me dan la risa tonta".

Mañana domingo, a las 11.00 horas, habrá una celebración de la palabra en su recuerdo en la capilla del Tanatorio de Los Arenales que reunirá a muchos de los amigos y allegados que reconocen en Jaime Herrero toda su aportación a la vida cultural asturiana y especialmente ovetense.