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Un viaje a América por la imaginación de Jorge García

La pandemia dejó sin visitar Cuba y Perú al escritor novel ovetense, y recorrerlos a través de las palabras en un nuevo libro

Jorge García, con su libro sobre el viaje frustrado. IRMA COLLÍN

De Hong Kong y Dubái a Cuba y Perú. Y después, nada. El coronavirus anuló los viajes del ovetense Jorge García. Primero, el que tenía planificado a Asia, que lo cambió por uno al otro lado del planeta, pero el covid-19 llegó a todas partes. Jorge García no quiso renunciar a este segundo trayecto y decidió hacerlo en su cabeza. Durante 41 días, en un encierro entre las cuatro paredes de su casa, cogió papel y su portaminas y escribió "El viaje que no pudo ser". Y se quedó con las ganas; no solo de visitar los dos países, sino también de seguir volando a través de la literatura.

Todo surgió en el salón de su casa. Sentado en el sillón de siempre, quiso contar lo que debería haber vivido. Dejó volar su imaginación y entonces su libro cobró vida propia. La primera parte es un recorrido por todos los monumentos, museos y lugares históricos de ambos países, que sitúan al lector en los lugares "visitados". Y en la segunda es la llegada del confinamiento, en la realidad y en la cabeza del escritor. Para elaborarlo, iba leyendo las novedades diarias de la gestión de la pandemia en Cuba y en Lima. Cogía los periódicos y titulares, y se adentraba en sus noticias, como si estuviera allí.

"Es un pequeño cuaderno, no puedo decir que haya escrito un libro, todavía", confiesa el recién estrenado escritor. Sin embargo, los registros dicen lo contrario; tiene dos publicados: "Ciudad residencial de Perlora", en el que recopila documentación, historia, curiosidades y recuerdos sobre el lugar en el que pasaba su infancia, y este nuevo ejemplar del "Viaje que no pudo ser", que, según reconoce, es en el primero en el que plasma algo que sale de su cabeza.

Y como todo escritor, aunque esté emergiendo a sus 72 años, tiene su método. Cuando no se acuerda de un dato o quiere rellenar la página, dibuja una raya en el folio en blanco, colocado encima de una tabladura de madera. Como si las ideas se fueran a agotar, no para de escribir hasta que no ha dejado en el papel todo lo que tiene que contar. Después, consulta, rellena y transcribe al ordenador desde su manuscrito a portaminas, en el que no siempre entiende la letra, y necesita ayuda para comprender lo que quiere decir.

Este "proyecto" de diario de viaje se elaboró desde el cariño. Jorge García escribió primero para sí mismo y después "para cuatro lectores contados", que le ayudaron a seguir en este trayecto. "No he plantado un árbol porque me llamó un amigo y me dijo que él lo haría por mí. Entre los dos completamos el ciclo", ríe. Y su principal premisa en la vida, y con la que continuará escribiendo más libros, es que el tiempo que tiene es para gastarlo.

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