Dos años después de ser apartado del cargo de forma fulminante por orden expresa del anterior Alcalde de Oviedo, José Manuel López regresa a la jefatura del cuartel de Rubín para volver a asumir el mando de la Policía Local. Lo hace avalado por el actual regidor, Alfredo Canteli (PP), que el pasado jueves firmó la resolución que le devuelve oficialmente a un puesto que abandonó forzosamente cuando su nombre apareció en varias de las investigaciones de la "Operación Enredadera", la trama corrupta de amaño de contratos públicos ligados al área de Seguridad Ciudadana con ramificaciones en varias comunidades españolas. "Wenceslao López -el anterior alcalde, socialista- argumentó que había perdido la confianza en el comisario principal para retirarle de la jefatura, pero se han archivado todas las causas que había abiertas contra él en el juzgado y en el Ayuntamiento y creemos que no hay motivos para tenerlo apartado", explica el concejal de Seguridad Ciudadana para justificar su apoyo al regreso del jefe. "En estos dos años me ha demostrado que yo sí puedo confiar en él", afirma el edil con rotundidad.
El equipo de Gobierno considera que mantener apartado de la jefatura al funcionario de más rango -José Manuel López es el único con puesto de comisario principal- es "un grave incumplimiento" de las ley de Coordinación de las Policías Locales. "Está establecido que el jefe del servicio tiene que ser el de más rango. No tiene ningún sentido que un intendente le de órdenes a un comisario principal", sostiene el concejal de Seguridad Ciudadana. No en vano, mientras López estuvo apartado, se organizó un sistema rotatorio de mando que no generó más que problemas en un cuerpo descabezado. Los comisarios Porfirio Álvarez y Luis Pena eran los siguientes en el escalafón y los que deberían de haber tomado las riendas tras el cese del comisario principal, pero llevan tiempo de baja y fueron cuatro intendentes los que se repartieron el puesto, a razón de tres meses cada uno. Por el despacho del jefe pasaron los intendentes Secades, Prendes, Goilón y Solís (ya jubilado), un desfile que dio lugar a numerosos conflictos y tiranteces en el seno del cuerpo municipal de Policía. "Somos un cuerpo que se basa en la jerarquía y en la subordinación, pero ahora mismo ya no sabemos bien quién manda aquí", llegó a decir un miembro de la plantilla el año pasado.
Ha habido momentos de mucha tensión en el cuartel de Rubín a lo largo de los dos últimos años. Uno de los más destacados tuvo lugar en febrero del año pasado, el primer día del intendente Manuel Secades al frente de la Policía Local como jefe rotatorio. Ese día José Manuel López se mostró abiertamente en contra de una de sus decisiones y eso destapó la caja de los truenos. "López tiene la categoría de comisario principal y ahora le obligan a acatar las órdenes de una persona de menor rango. Lo tiene denunciado en los tribunales y hasta ahora se había mantenido a la espera, pero en ese momento explotó", explicaron entonces fuentes que estuvieron en la reunión. La tensión aumentó cuando Manuel Secades, ejerciendo como jefe, echó a Francisco Goilón de la sala. Según explicaron las mismas fuentes, llegó a amenazarlo "con dar parte por desobediencia grave" si no le hacía caso. Goilón, muy de la cuerda del comisario principal, acabó marchándose "por no montar más lío". José Manuel López se fue con él.
El comisario principal volverá esta semana a la jefatura después de haber pasado mucho tiempo aislado. Oficialmente ocupaba el puesto de jefe de unidades operativas, pero dicen fuentes conocedoras de su situación que eso sólo era una fachada. "No le daban trabajos ni le llamaban a las reuniones, trataban de ningunearlo. Sobre todo al principio". De hecho, según pudo saber este diario en su momento, durante el polémico enfrentamiento con Secades salieron a la luz algunas evidencias de esa situación: el intendente le dijo a José Manuel López que tenía orden directa de Luis Manuel García Pena de no convocarlo a ninguna reunión de las que celebran habitualmente los mandos de la Policía Local en el cuartel de Rubín. Es evidente que la vuelta de López no será celebrada con igual entusiasmo por unos que por otros.
El cese de José Manuel López fue una decisión "política y no administrativa", es decir, que siguió manteniendo su sueldo y la categoría de comisario principal durante todo este tiempo a pesar de que fue apartado totalmente del mando. Aunque el cargo ya es suyo, el traspaso oficial de los mandos en el Rubín -actualmente en manos del intendente Goilón- se llevará a cabo a lo largo de la próxima semana. El regreso de López ya estaba cerrado en julio, pero el equipo de Gobierno ha decidido esperar hasta ahora para hacerlo oficial, justo despues de que la Junta de Gobierno archivase una investigación abierta en el Ayuntamiento contra el propio comisario principal por su supuesta implicación en la retirada ilegal de una multa de tráfico. "Hemos querido ser prudentes y esperar a que no penda sobre él ninguna acusación para nombrarlo de nuevo jefe", insiste el concejal de Seguridad Ciudadana. El comisario principal aún sigue pendiente del proceso judicial que permanece abierto en Badalona referido a la trama corrupta, pero López ni siquiera ha sido llamado a declarar por esa causa y desde el Ayuntamiento se entiende que por lo tanto no se puede considerar que figure como investigado.
Con la vuelta de López se prevén muchos cambios en el organigrama de la Policía Local. "Tiene que haberlos porque antes de finales de año se incorporan 44 nuevos agentes y salen 14 plazas de promoción interna", explica el edil José Ramón Prado. Habrá una de intendente, cuatro de inspector y otras nueve de subinspector. Comienza una nueva era en el Rubín.
