San Mateo comienza a calentar motores. Lo hizo ayer con el concierto de Ana Nebot y Juan Noval Moro en la sala de cámara del Auditorio Príncipe Felipe, y con la vista del alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, puesta ya en la normalidad, que él espera que llegue para finales de año. El regidor aseguró que el Ayuntamiento ya está preparando los fastos navideños, entre los que asegura que habrá cabalgata de Reyes, "iluminación, que es muy importante", y "un gran mercadillo con alrededor de 150 casetas". Eso sí, el Consistorio trabaja también con la posibilidad de que no se puedan celebrar actos multitudinarios así que por ahora se preparan las celebraciones pensando que se podrán hacer. "Vamos a por todas, y luego Dios dirá", concluyó Canteli.

El Alcalde saludó ayer la llegada de San Mateo, "tiene que existir dentro de las limitaciones". El regidor cree que la programación "es muy digna, con conciertos de bastante nivel". En su opinión, "es el camino, hacer todo lo que podamos dentro de las limitaciones que tenemos". Y dentro de esas limitaciones invitó también a los ovetenses "a salir a las calles", siempre cumpliendo con las medidas de seguridad "que han demostrado que Oviedo es una de las capitales de provincia que mejor está funcionando y que mejor se está comportando" en el cumplimiento de las medidas sanitarias de lucha contra la pandemia del coronavirus. Esa responsabilidad a la hora de seguir cumpliendo las normas se la pidió el Alcalde a los consumidores y a los hosteleros.

Ante el inicio de las fiestas el próximo viernes, con el primer gran concierto en la sala principal del Auditorio a cargo de "Pequeño Club Imposible" y "León Benavente", y con el encendido de las iluminación festiva, el Alcalde insistió en "que sea un San Mateo responsable".

Alfredo Canteli siguió desde primera fila el concierto de la soprano ovetense Ana Nebot y del tenor sierense Juan Noval, acompañados al piano por Arkaitz Mendoza. El concierto llevaba por título "Amor de salón, amor de teatro", con una selección de canción francesa de finales del siglo XIX y principios del XX. Una simpatiquísima Ana Nebot invitó al público a olvidarse durante un rato "de lo que está pasando" y "dejar que nuestra cabeza nos lleve a los salones y teatros parisinos donde se respira alegría por vivir". El poder evocador de la música es lo que le queda a este San Mateo, y lo que consiguieron ayer Nebot y Noval, que durante alrededor de una hora y media lograron que el público se olvidase de que llevaba puesta una mascarilla.

Y puestos a evocar y recordar, Ana Nebot no quiso dejar pasar la oportunidad de rendir tributo a Pepa Ojanguren, la gran diseñadora de vestuario de ópera fallecida el pasado 17 de agosto. Nebot la homenajeó con sus palabras y dedicándole una de las canciones pero también luciendo una falda que Ojanguren había diseñado para ella en 2006, "y todavía la uso, aunque he tenido que mover un poco el botón", bromeó la soprano.

El concierto comenzó con ese "amor romántico que espero que todos hayáis vivido", dijo Nebot. Una serie de composiciones de "amor ingenuo, de cuando eres joven, con un ambiente especial y sutil". Ella cantó a ese amor que denominó íntimo, mientras que Noval lo hizo al "amor desgarrado". El poleso le puso también sus toques de humor al concierto. Las condiciones sanitarias impiden que el público disponga de un programa de mano, así que ambos fueron presentando las canciones que interpretaban. Juan Noval quería decir al público en qué fecha se había estrenado en París cada una de las composiciones y lo llevaba apuntado en una pequeña chuleta. "Soy tenor, o me aprendo el texto o me aprendo las fechas", bromeó.

Y ese amor, el amor por la música, logró vencer al coronavirus durante un buen rato. Al público le cuesta un poco adaptarse a las condiciones, eso sí, no faltó el ruido del papel de un caramelín, pero también les cuesta a los artistas. Nebot y Noval cantaban canciones de amor a dos metros de distancia y ni siquiera pudieron darse la mano para saludar. Lo suplían con sonrisas, porque fue eso, un concierto de amor, de risas y de evocar, de decir que la vida sigue.