Este año Mateín solo bajará a Oviedo muy de vez en cuando "a tomar un vasu". El coronavirus ha provocado que las fiestas de la ciudad adelgacen hasta quedarse reducidas a un ciclo de conciertos en el Auditorio, actividades infantiles al resguardo del Calatrava y actuaciones de bandas de gaitas y grupos folclóricos, esas sí, al aire libre, pero en recintos cerrados, con el público sentado y con mascarillas. LA NUEVA ESPAÑA habló ayer con Mateín. Bajó de La Llera, el pueblo de la zona rural de Oviedo donde vive, para darse un paseo por la ciudad.

- ¿Cómo se encuentra?

-Es todo muy extraño, desde el confinamiento suspendieron todos los xareos. Lo de bajar a la capital solo pa ir a un concierto al Auditorio no lo veo, así que vendré poco a San Mateo.

- ¿Qué echa de menos este San Mateo?

-Un abracín o un besucu, con la mascarilla quedas parao. Echo mucho de menos el Día de América en Asturias, los chiringuitos, la gente. Y también las verbenas, quiero mandar un abrazo a la gente de las orquestas, que está muy jodidos.

- ¿Cómo pasó Mateín el confinamiento?

-Trabajando en el campo, el ganao y la huertina. Y metido en casa, no salía más allá que a la huerta de al lado. También buscando provisiones por si acaso. Fue una locura. En vez de tomar un vasu en el chigre tomábalo en casa.

- ¿Solo un vasu?

-Bueno, cuando les intervenciones de Fernando Simón ya empezaba con el vermú. Ya sabe que comer, beber y rascar ye todo empezar.

- ¿Seguía las noticias?

-Seguía la tele, aunque valía más no estar al tanto. Siempre te enterabas de las cosas por los vecinos.

- ¿Llegaron muchos turistas a La Llera este verano?

-Sí, hubo algo de invasión, y alguno que se perdió con la autocaravana y se metía por les caleyes del pueblu.