"Ahora me siento muy culpable por no haber hecho nada. Ella siempre decía que quería dejarle porque le temía". Así reaccionó ayer una vecina del número 8 de la plaza Primo de Rivera al enterarse de que su amiga, la mujer que el día anterior había sido agredida por su pareja en el portal del edificio, . La fallecida, que tenía 60 años, sufrió un paro cardiaco después de que su compañero le propinase un puñetazo en la zona de los ascensores del propio portal en el que compartían vivienda. Los sanitarios lograron reanimarla en el lugar de los hechos, estuvieron durante más de media hora trabajando para conseguirlo, pero su corazón no pudo soportarlo y murió en el hospital de madrugada, unas horas después.

El acusado lo va a tener complicado si quiere negar su autoría porque el suceso fue grabado por las cámaras de seguridad del propio portal, lo primero que comprobaron los investigadores de la Policía Nacional al llegar al edificio de Salesas. Fuentes consultadas por este diario aseguran que el ataque se está investigando como un nuevo caso de asesinato machista. De confirmarse oficialmente, este sería el número 32 de la macabra lista de crímenes por violencia de género en lo que va de año y se sumaría a los 1.065 que se llevan contabilizados en España desde 2003. El hombre durmió ayer en los calabozos de la comisaría de la Policía Nacional y aún es una incógnita si pasará a disposición judicial a lo largo del día de hoy. Algunas fuentes aseguran que podría ser incluso mañana. "No le daba una buena vida. Ella siempre se estaba quejando y decía que la maltrataba", afirma otra vecina que conocía a la mujer fallecida.

La víctima no gozaba de buena salud. Dicen quienes la conocían que tenía diabetes y que sufría del corazón. En su momento pasó por un proceso de cambio de sexo y actualmente ejercía la mendicidad. Muchas veces se ponía a pedir a las puertas de la iglesia de Salesas junto al hombre que presuntamente acabó con su vida, que es más joven que ella y "tendrá unos 50 años", según otra de las fuentes consultadas ayer. "El hombre creo que estuvo un tiempo vendiendo un cupón, pero no el de la ONCE. Ella estuvo una temporada en silla de ruedas porque tenía problemas de salud, pero fumaba mucho y yo la reñía", dice el párroco de la basílica de San Juan, Javier Suárez. "Yo pasaba por delante de ellos muchas veces y teníamos buen trato. Nunca los vi discutir ni me había dicho nadie que había posible maltrato, la verdad. Él parecía un pobre hombre", añade Suárez.

El párroco de San Juan relata que la pareja había acudido a solicitar ayuda a Cáritas en varias ocasiones y que allí también coincidía con ellos. "Yo nunca habría dicho que era un asesino. Su comportamiento conmigo era ejemplar, pero claro, Dios sabe lo que pasaría en casa", añade Javier Suárez. El párroco afirma que la pareja vivía antes en El Caleyo.

Quienes sí aseguran saberlo son algunas de las personas que viven en el edificio de Salesas y que conocían a la mujer asesinada. "Ella tenía que ir muchas veces al hospital por sus dolencias y desde allí me mandaba mensajes y hacíamos videollamadas. Me contaba que estaba mejor en el HUCA porque le tenía miedo y allí sabía que no le iba a ocurrir nada malo", señala una vecina de la tercera planta, la misma en la que vivía la fallecida. "Decía que no era capaz a sacarlo de la casa. Yo le pregunté a él en varias ocasiones si le había puesto la mano encima, pero lo negaba", dice la mujer. Asegura que la fallecida siempre le decía de su pareja que "no es lo que parece".