El sentimiento ayer era unánime en la iglesia de los Padres Carmelitas; un profundo pesar por el repentino adiós de Juan Carlos Ortigosa, coordinador del Centro de Salud Mental del Naranco, que falleció esta semana en su domicilio a los 62 años por causas naturales y cuyo cuerpo fue encontrado el martes tras días sin dar señales de vida. Numerosos amigos y colegas de profesión acudieron al funeral de Ortigosa para arropar a su familia -sus hermanos Roberto, Iñaki, Eduardo y Ana- y en señal de duelo y homenaje a una persona que a decir de todos era "un excelente profesional y aún mejor persona".

Conchita Negro fue quien dio la voz de alarma al 112 por la falta de noticias de Ortigosa desde el sábado. "Él pertenecía a un grupo de siete amigos que tenemos un grupo de Whatsapp y salimos a comer una vez a la semana. Siempre, con exquisita puntualidad, Juan Carlos nos daba a todos los buenos días en el grupo del teléfono, pero el domingo, no. Y lo mismo pasó el lunes y el martes". Preocupada, hizo averiguaciones esos días intentando saber si pasaba algo. "Supe que el lunes no tenía que ir a trabajar, pero el martes sí le tocaba y faltó, así que llamé a la policía, que ya estaba sobre aviso, a las ocho de la mañana". Ortigosa yacía en el suelo. Había fallecido por causas naturales. Vivía solo y era soltero.

Una de sus compañeras en el Centro de Salud Mental del Naranco era la psiquiatra Maribel Ruiz, muy apenada por la pérdida: "Era la alegría del centro. Destacaba por su simpatía y su fina ironía. Le van a echar de menos médicos y pacientes". Una larga lista de colegas de profesión ocupaba la bancada de la iglesia, por ejemplo, Julio Bobes o Ángel García Prieto, entre otros.

También había compañeros del mundo de la medicina como Fermín Díaz, visitador médico, que se deshizo en elogios hacia Ortigosa a las puertas de los Carmelitas: "Era una bellísima persona y súper profesional. Amigo de todos y muy afable, era capaz de motivar al que tenía al lado. Deja un vacío enorme. Estoy bastante afectado".

El que fuera coordinador del Centro de Salud Mental del Naranco formaba parte de Ciudadanos y de hecho era su representante en el Plan de Drogas en Oviedo. Hasta los Carmelitas se acercó ayer también Luis Pacho, concejal ovetense de la agrupación naranja, muy entristecido por la pérdida. "Qué pena que se vaya un tío así de entrañable y válido. Transmitía buena energía y siempre era cordial además de un trabajador nato". Otro de sus amigos y antiguo compañero de Ciudadanos, Daniel Lumbreras, destacó la capacidad de Ortigosa para narrar historias y generar buen ambiente: "Cada momento con Juan Carlos era un regalo. A menudo nos contaba anécdotas desternillantes de sus viajes. Siempre defendía posiciones moderadas y conciliadoras".

El psiquiatra era natural de Bilbao por lo que su familia trasladó ayer sus restos mortales al País Vasco tras la celebración del funeral oficiado por el sacerdote Roberto Gutiérrez.