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Día de América sin carrozas, pero con haigas

La SOF celebró el primer Día de América en Asturias sin carrozas con paseos en haigas y pequeños conciertos en la Universidad

Así se celebró en Oviedo el no Día de América en Asturias

Así se celebró en Oviedo el no Día de América en Asturias

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Así se celebró en Oviedo el no Día de América en Asturias Inés GAGO

"Día de América en Asturias. La fiesta que Oviedo incorpora para siempre para las de la ciudad", rezaba la portada de LA NUEVA ESPAÑA del año 1950. Desde entonces, una gran cabalgata surca todos los años la calle Uría . En esa publicación, que hablaba de la primera que se realizó, la definieron como "fina, alegre, vistosa, fraternal, penetrante y rica". Y ayer, también por primera vez en setenta años, el desfile se canceló, por el covid. Pero la fiesta se celebró. Discreta, segura y en pequeñas dosis, pero igual de fina, alegre, vistosa, fraternal, penetrante y rica. Y, además, mojada.

Un antiguo coche americano solitario -un haiga- surca la calle Uría. Son las once de la mañana y está empezando a llover. El Ford Firelane Thunderbird es de color verde y blanco roto, descapotable, y tiene seis años más que el Día de América. Su conductor es Andrés Llanos, y a su lado están sus dos nietos vestidos con la equipación del Real Oviedo, Adrián y Alejandro Casariego. En la parte trasera están Laura Andrea Gutiérrez y su hijo Juan Felipe Marín, y Magda Landón. Ellos tres llevan el traje típico colombiano, representando a su país, y la mascarilla puesta, para respetar las medidas contra el virus. Se han reunido para recordar el día donde son los protagonistas tanto los haigas indianos como la comunidad hispanoamericana ovetense. "Así mantenemos la esencia", afirma Laura Andrea Gutiérrez, desde su asiento.

Otros años iban todos en la misma comitiva, pero ayer siguieron caminos diferentes. Los colombianos se dirigieron al edificio histórico de la Universidad, donde participarían en el concierto del Coro "Voces de Latinoamérica". Y la familia de Andrés Llanos fue a la estación de Alsa, lugar en el que se reuniría con "unos cuantos haigas indianos" para recorrer la ciudad.

Todos ellos quisieron dejar su impronta en el Día de América más atípico que han vivido en su historia; "un recuerdo en San Mateo" para "no quedarse con sensación de tristeza", en palabras de Andrés Llanos. "Él comenzó a participar casi cuando nació", indica Laura Andrea Gutiérrez señalando a su hijo. Este año cumplió los 17. Su madre, cuando empezaba a iniciar a su hijo, ya llevaba dos desfiles subida a la carroza de Colombia.

En esta edición "recogida", Juan Felipe Marín también puso su granito de arena. Las coreografías de la comunidad colombiana de la actuación de ayer por la mañana fueron suyas. Además, sambas brasileñas y tangos, con representación de Paraguay, México, Ecuador y Perú.

Y todos ellos, vestidos con sus trajes tradicionales como si estuvieran desfilando.

Entre los asistentes al concierto se encuentra Sonia Ramírez. Su hija de 3 años, Angélica García, lleva un vestido tradicional paraguayo. De volantes, azul, rojo y blanco, y combinado con su flor de la cabeza. Lo compraron en Paraguay, el país del que procede la madre -la niña ya nació en Asturias-, antes que llegara la pandemia. "Aquí nos sentimos como en casa y eso siempre ha sido así", afirma Sonia bajo su paraguas. El Día de América, tanto para ella como para muchos otros miembros de la comunidad latina, es como acercarla "un poco a su tierra". Por eso se alegra de homenajearlo aunque sea en un formato más reducido.

Los haigas cogieron el relevo a la música latina a primera hora de la tarde. En la pequeña comitiva, también organizada por la SOF, iba Andrés Llanos con su Thunderbird del 56. Lleva colaborando en el desfile doce años. Uno de sus nietos, Adrián, le había acompañado en cabalgatas en ocasiones previas, mientras que el otro, Alejandro, acostumbraba a tocar con la banda de gaitas. Esta vez no hubo cabalgata, pero desfilaron igual bajo las banderas.

A la comitiva se le sumó Mateín, con su mascarilla, boina, corbata y cachava, una banda de gaitas y los chicos y chicas juveniles Real Oviedo. "En apretadas filas, hicieron su aparición a lo lejos. Brillaban los lustrosos barnizados, los niquelados de elegantes líneas decorativas y daba la sensación de que avanzaba una caravana principesca", decía la publicación del año 1950. El aspecto descrito podría ajustarse a los haigas indianos que recorrieron ayer por la tarde la calle Uría, pero el despliegue fue mucho menor. Y aunque la gente desde las aceras se paraba a contemplar los coches, no hubo las grandes aglomeraciones a las que acostumbra este día.

La jornada se cerró sin lluvia y con música cubana. En el claustro del edificio histórico de la Universidad de Oviedo sonó el grupo "Son de Cuba" para finalizar un homenaje a la comunidad latina sin desfiles ni carrozas, pero con el mismo espíritu. "Solemos estar tres meses ensayando, pero este año todavía no nos hemos visto", apunta Laura Andrea Gutiérrez, con su traje colombiano, en el asiento de atrás del haiga. Según explican, el Día de América les sirve para compartir una parte de su cultura y sus costumbres. Y este, aunque algo más discreto, también les sirvió para hacerlo.

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