El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, aprovechó ayer la misa en honor de San Mateo para celebrar "el esfuerzo desde el consenso y la responsabilidad y sin otros intereses inconfesables" del Ayuntamiento de Oviedo "para paliar las penurias de la gente" derivadas de la pandemia del coronavirus. El mismo agradecimiento hizo extensivo al Gobierno regional, "aunque todo en la vida es mejorable", matizó. En opinión del Arzobispo, las administraciones local y autonómica "no dejan de hacer todo lo que pueden con imaginación y generosidad".

Desde los primeros bancos de la Catedral siguieron la homilía la práctica totalidad de los miembros del equipo de gobierno, encabezados por el alcalde, Alfredo Canteli. No faltaron tampoco los ediles de Vox, Cristina Coto y Hugo Huerta; los del PSOE y Somos Oviedo no acudieron a los actos religiosos del día de San Mateo.

En la situación actual, el Arzobispo aseguró que "cabe el agradecimiento sentido y la denuncia abierta". En ese último aspecto criticó "a los que han maquillado el fracaso y van haciendo los deberes que deberían haber hecho antes". Siguió por la misma senda para asegurar que "sorprenden las cortinas de humo o los incendios provocados con cuestiones que quieren imponer en nuestra memoria reconciliadora". Ahí ya habló claramente de que "ni la memoria democrática ni la eutanasia responden a una demanda social, sino a intereses ideológicos, políticos y económicos". Y apostilló: "La Iglesia defiende la vida en todas sus etapas, desde el concebido no nacido hasta los últimos días de una persona en los que la hay que cuidar paliativamente". "La sociedad demanda respuesta a problemas como el paro, la estabilidad escolar, la falta de trabajo para los jóvenes, la inmigración o la convivencia en paz, así que no focalicemos demagógicamente la vida con cortinas de humo o provocando incendios", insistió.

Tras estas palabras se puso la venda ante posibles críticas "de los que dicen que los obispos nos metemos donde no debemos". "Pues va a ser que no", dijo para continuar explicando que "no es de política de lo que hablamos cuando defendemos la vida o denunciamos la mentira como argumento que se está llevando tantas vidas".

Estas afirmaciones, las de aplauso y las de reproche, las hizo Sanz Montes en un contexto festivo, el del día de San Mateo, pero como él mismo apuntó: "No todos pueden disfrutar de la fiesta porque no están los hornos para demasiados bollos". El prelado reconoció la necesidad de fiesta "como un respiro del alma y del cuerpo" porque en su opinión "la fiesta está en la entraña de la condición humana y no es contraria al trabajo, sino conciudadana suya".

Mientras la lluvia caía incesante sobre Oviedo en una jornada festiva, en el interior de la Catedral se celebraba al patrón de la ciudad, el Salvador, honrando al evangelista San Mateo, como explicó Sanz Montes. El Arzobispo ofició una ceremonia de casi una hora y media de duración con el templo abarrotado de fieles que en algunos casos no pudieron evitar romper la distancia de seguridad, en especial en el momento de la comunión.

Tras la misa, y antes de dar por cerrado el acto, se mostró a los fieles el Santo Sudario. El día de San Mateo es una de las tres veces al año que se puede ver la reliquia conservada en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo. Las otras dos son el 14 de septiembre, día de la exaltación de la Santa Cruz, y el Viernes Santo.

Ayer, la misa de San Mateo tuvo también una ausencia especial. No hubo "paxarines", esos muñequinos de miga de pan que tradicionalmente se venden en el atrio de la Catedral desde las diez de la mañana hasta finalizar la misa. Otra arraigada tradición de las fiestas ovetenses que la pandemia se ha llevado este año por delante.