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"El cóndor pasa" sobre el coso de Buenavista en 1970

"Mate", el primer grupo de música andina de Asturias, pionero en España, ganó hace cincuenta años el concurso musical de la SOF

Beni Miyares, Armando Astudillo, Kike Garzón y Miguel Balbín, que se reunieron cincuenta años después de la fundación del grupo "Mate", en la plaza del Fresno de Oviedo.

Las flautas de Beni Miyares y de Escipión de la Rosa iniciaron la melodía de "El cóndor pasa". Armando Astudillo con el banjo, Miguel Balbín con el bajo, Kike Garzón con la guitarra de 12 cuerdas y Carlos Genicio con el bongó les acompañaron, siguiendo la versión de Facio Santillán. Atardecía el sábado 26 de septiembre de 1970 en la plaza de toros de Buenavista.

El grupo que tocaba la pieza peruana se llamaba "Mate" y se había formado para participar en el IX Concurso provincial de ritmos modernos. El mayor de aquellos seis muchachos tenía 19 años. Competían con 10 grupos más. Ganaron. Eran el primer grupo asturiano de música andina.

Fue hace 50 años. El lunes 14 de septiembre, cuatro de ellos se reunieron para este reportaje.

Miguel Balbín (Oviedo, 1952), que vino desde La Coruña, hacía medio siglo que no veía a alguno de ellos.

Miguel había tenido conjuntos musicales desde los 13 años y había participado en el certamen de ritmos modernos, primero con "Los Bunkers", que tocaban rock; después con "Los Escorpiones", que preferían el rhythm and blues y compitieron en 1969 con "You Can't Always Get What You Want" y "Honky Tonk Woman", dos canciones de los "Stones" a los que entonces se llamaba "los Rolling". De su solo en una doble batería llegó a escribir la revista "Mundo Joven". Kike Garzón también estaba en "Los Escorpiones".

"Mate" se formó aquel verano de 1970, atados por la música, el Instituto Alfonso II, la parroquia de San Francisco y el barrio, que en seguida llegaba a prados. Ampliaban hasta La Manjoya un territorio boscoso de juegos que incluía las casamatas de la fábrica de explosivos, donde pescaban cangrejos en regatos y cazaban pájaros con tirachinas y escopetas de perdigones.

1970 fue su año de la música andina. Beni recuerda el efecto de oír el elepé "Sortilegio de la flauta de los Andes", de Facio Santillán, y todos los discos sudamericanos que tenía en su casa de la calle Santa Susana Nuria Juez, una amiga algo más joven, hija de diplomático.

Beni había sido cantor de la Escolanía de Covadonga de los 8 a los 11 años. Miguel había recibido en casa clases de piano. Las manos de Kike eran capaces de tocar cualquier instrumento y de fabricarlo. Hizo con bambú la primera quena que tuvieron y construyó con Miguel los amplificadores del grupo. Beni llevó al grupo a Escipión de la Rosa, que había estado en el Seminario, tocaba algo el piano, era fuerte y fisioculturista. Un tipo singular que en realidad se llamaba Juan. Además de percusionista, Carlos Genicio tenía las preciadas habilidades del caricaturista del instituto y era un pintor al óleo con ambición.

Para la actuación, "Mate" también preparó "Kumbayá, my lord", una canción de los descendientes de esclavos africanos que vivían en las Islas del Mar y en las costas de Carolina del Sur y Georgia. La había grabado el profesor y folclorista inglés Robert Winslow Gordon en 1927 y, desde entonces, no había dejado de sonar, en las hogueras de los scouts estadounidenses y luego en el repertorio del folk y protesta por el que llegó a oídos de los ovetenses.

Estos dos temas -valora Balbín- les permitieron competir con grupos profesionales que tenían instrumentos más caros y mejores y ganarlos. Repartieron 10.000 pesetas de la época que acompañaban a la copa de plata acreditativa.

Dos días después de su éxito, Miguel abandonó el grupo para siempre. Se subió a un viejo Topolino rojo y negro con ruedas blancas y, acompañado por Beni, llegó a Bilbao para hacer el primer curso de la primera promoción de Ingeniería Informática de la Universidad de Deusto.

La gloria y la carrera de "Mate" quedó para los demás, aunque Carlos Genicio pronto se dedicó de lleno a la pintura. Le sustituyó Luis Vallina en la percusión y la cuerda de guitarra, el contrabajo, el charango y el cuatro venezolano. (Vallina hizo carrera después en el diseño gráfico).

Ensayaban en una buhardilla de la calle Santa Ana, donde hoy está el Museo de Bellas Artes.

En paralelo al éxito creciente de la música andina y del folk en general, sus actuaciones empezaron a ser de culto. Un concierto suyo desbordó hasta el túnel de entrada el salón de actos de la Caja de Ahorros en Oviedo y llenaron de universitarios barbudos y chicas progres de primera promoción el Palladium y el Brisamar, las dos salas del cine de Arte y Ensayo de Asturias.

Fueron cartel de los clubes ovetenses P-51 (luego y hasta hoy Picos) y King's Road, en mitad de la calle Cervantes, del restaurante Los Robles y del Tenis.

Astudillo dejó el grupo después de una actuación en Biológicas, la Facultad donde estudiaba, y poco después, en el verano de 1972, "Mate" compró una furgoneta Jeep y la echó a rodar por Europa. La aparcaron en París, cerca de la torre Eiffel, para desesperación de los gendarmes que les repetían que aquello no era un camping.

París era la capital de la música hispanoamericana y sus calles el mayor escenario de Europa. Cerca del Museo de Louvre los parisinos hicieron un tapón para oírlos y los policías lo deshicieron -sordos a los gritos de "Liberté!"- llevándolos en furgón a Comisaría. Tocaron en "La Candelaria", un templo de la música sudamericana, actuaron para un grupo de exiliados republicanos españoles, probaron su primer cuscús en un restaurante del Barrio Latino y huyeron de unos argelinos muy territoriales.

Al mes arrancaron hacia Ámsterdam, donde ganaron buenos florines tocando en Vondelpark y actuaron un día en el "Paradise", una antigua sinagoga reconvertida en centro musical y cultural ocupado por hippies de todo el mundo.

En el otoño se presentaron al concurso de música folk de El Ferrol en el Teatro Jofre. Quedaron segundos. Ganó "Mocedades", que un año después quedaría segundo en Eurovisión y convertiría "Eres tú" en un éxito mundial.

A mediados del 72 se sumaron Javier (flauta) y Roberto Martínez Vigil-Escalera (guitarra), "los Vigiles", que también fueron "Los Chunchos". Hoy, Roberto es profesor de guitarra en el Conservatorio. Javier tocó con "Los Calchakis".

En 1973 el turismo español crecía por la Costa del Sol. Beni Miyares y Víctor Luque, que regresaban del norte de África, recalaron en Torremolinos en casa del publicista asturiano Luis Artime (SaCo en la llamada prensa marginal madrileña de la Transición). Les consiguió un contrato con la promotora Sofico para tocar en sus hoteles de Fuengirola, Torremolinos, Benalmádena, Estepona... Kike Garzón, Luis Vallina, Beni y Javier Sobrino (que en la actualidad vive en Gerona jubilado de la banca) pasaron allí julio y agosto, ganando cada uno mil pesetas por una actuación de 20 minutos cada día. Un dinero. El menú del día costaba 50 pesetas. El otoño de ese año, Hacienda puso su atención en Sofico, cuya quiebra en 1974, con ministros, militares y otros altos cargos en el entramado, fue uno de los últimos escándalos del franquismo.

En noviembre de 1973, con un concierto en el salón de actos del Seminario de Oviedo, "Mate" dio su último concierto y se disolvió en 1974.

La música siguió. Beni y Kike siguieron tocando por hoteles de Ibiza dos años más y después se separaron. Beni conoció a Joaquín Sabina en los meses de 1975 que pasó en Londres, formó el dúo "Zumo de Piedra" con el argentino Ángel Vargas en los años en que estuvo en Ibiza y ahora vive en Toraño (Parres) en la que fue la casa de sus abuelos. Da clases de guitarra y es animador musical.

Kike marchó de España en rebeldía para no hacer el servicio militar. Vivió seis años en México, tres meses en Vancouver (Canadá), seis años en Mendozino (California, EE UU) y en 1988 regresó con su familia a España. Ha trabajado como mecánico, guarda, profesor de inglés y siempre como artesano de joyería. Tiene casa en La Manjoya (Oviedo), cerca de donde jugaba y cazaba de chaval con los amigos de "Mate".

Astudillo vive en Gijón. Cantó en los años míticos del Coro Universitario, acabó Biológicas, se dedicó a la Biología Marina, trabajó en el Oceanográfico y fue durante 30 años funcionario de la Comisión Europea en Bruselas.

Miguel Balbín (en realidad se apellida Rodríguez Rubio), ingeniero informático, se dedicó a la empresa y fue catedrático de Universidad en La Coruña, pero siempre tuvo en casa un estudio para la música. Ahora, gracias a la tecnología, toca "con los mejores grupos del mundo sin salir del sótano"

Carlos Genicio hizo su vida en Ibiza, donde pinta retratos y paisajes costeros muy luminosos.

Escipión de la Rosa, según la última noticia que tiene Beni, compró una mina de oro en Brasil. La última noticia es de hace más de 20 años.

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