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Una ruina de pisos en La Corredoria

Los vecinos de un edificio del barrio que pertenece a Vipasa denuncian que "está a punto de caer" por falta de mantenimiento

El edificio afectado y un detalle del moho que cubre la fachada. IRMA COLLÍN

Las paredes de muchas de las viviendas están llenas de moho, algunos pisos tienen el suelo levantado a consecuencia de la humedad y hay partes de la estructura del edificio tan dañadas que los vecinos temen seriamente por su seguridad. Así lo que denuncian los 42 inquilinos que residen en el número 9 de la calle Pablo Alonso Rato, un bloque situado en el barrio de La Corredoria que pertenece a la red de Viviendas del Principado de Asturias (Vipasa) y que "lleva mucho tiempo en un estado deplorable". Rebeca Pita, una de las denunciantes, resume el problema con una sola frase: "Si no toman medidas cuanto antes acabará cayendo todo y habiendo una desgracia".

La mayoría de los vecinos del inmueble afectado lleva residiendo allí desde que se entregaron las viviendas, que llevan funcionando en régimen de alquiler desde el 2011. "Los problemas empezaron ya desde el principio porque nunca ha existido un mantenimiento por parte de Vipasa. Nosotros entendemos que somos los vecinos los que tenemos que hacernos cargo de las reparaciones cuando las cosas se estropean por un mal uso, pero las deficiencias que hay en todo el edificio son cosa de ellos y no pueden esperar a que sean ya irreparables para hacer algo", señala Sergio González. "Todo empezó con las humedades. El edificio está mal aislado y las viviendas se ven afectadas por esa situación desde que entramos a vivir aquí. No obstante, desde hace ya unos cuantos años no sólo estamos preocupados por las humedades", insiste García.

María Moreno, que es la presidenta de la comunidad de vecinos del edificio, dice que lleva desde 2016 peleando con Vipasa para que la empresa pública arregle los canalones del edificio y que no ha conseguido nada en todo este tiempo. La mujer asegura que estos sistemas de recogida de aguas se encuentran en tan mal estado que hace poco más de dos semanas se vino abajo parte de uno de los que están situados en la parte más alta de la fachada, un hecho que, según relata, pudo haber terminado en tragedia. "Había una madre con un bebé en su carrito y el canalón le cayó encima. Hubo suerte de que tenía echado el capazo. No se cómo pasó, pero el hierro rebotó en la tela y gracias a eso no hubo una desgracia. La niña podría no haberlo contado", denuncia la presidenta de la comunidad. La parte exterior del edificio, una especie de patio interior situado en los bajos al que se asoma la fachada, está precintada con bandas de la Policía Local y los Bomberos desde que tuvo lugar el desprendimiento.

Rafael Gabarre, por su parte, vive en un sexto, uno de los pisos más afectados por el deterioro. "Yo tengo hasta agujeros en el suelo y en las paredes por culpa de la humedad. Hay una zona en mi casa por la que me da miedo pasar porque tengo miedo de que se caiga. Tienen que hacer algo para ayudarnos cuanto antes", dice. "Son muchas cosas. Por ejemplo, los extractores de humo de las cocinas llevan sin funcionar casi desde el principio. Yo mismo he enviado miles de escritos a Vipasa, pero nunca han hecho nada para remediarlo. Parece que están esperando a dejar las cosas morir antes de actuar como es debido", añade.

La presidenta de la comunidad también tiene una buena colección de escritos a Vipasa que no han sido respondidos como exigen los vecinos. "Hemos peleado mucho para conseguir algo que consideramos justo. Lo de los canalones, supuestamente, se iba a arreglar este año, pero parece ser que hay problemas y nos vuelven a dar largas. En junio, después del confinamiento, llamé para preguntarles cuándo iban a hacer la obra y me dijeron que ese expediente había caducado y que tenían que volver a tramitarlo. Desesperante", explica María Moreno.

Fuentes próximas a Vipasa indicaron hace unas semanas que sus técnicos ya han reparado y limpiado los canalones en una ocasión, aunque se comprometieron a volver a inspeccionar el inmueble para afrontar las reparaciones que sean necesarias. Los vecinos aseguran no tener conocimiento de ello. "Por el momento no sabemos nada, pero la comunidad exige que se solucionen las cosas y estaríamos encantados de que esta vez fuese la definitiva. Los esperamos con las puertas abiertas porque queremos seguir viviendo en nuestras casas sin que se caigan abajo por no cuidarlas", subraya Moreno. "Prometen y prometen, pero por el momento no ha pasado nadie por aquí para solucionar un problema que cada vez es más grave", insiste.

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