Las obras de construcción de los nuevos depósitos de agua del Campón, en el Cristo, arrancaron en 2001. Tres años después, en febrero de 2004, quedaban inaugurados tras una inversión de nueve millones de euros. La llegada del nuevo equipamiento coincide también con un cambio de color político a nivel nacional. Fue el momento en que Zapatero ganó las elecciones nacionales a Rajoy. Por problemas de color político o mala gestión, la inauguración de los depósitos no conllevó su entrada en servicio. Por raro que resulte, la nueva infraestructura, con capacidad para 75 millones de litros de agua (el equivalente a 90 piscinas olímpicas) frente a los 50 millones de litros de los viejos depósitos azules de Los Quintos, no estaban conectados ni con la red local ni con la planta depuradora.

A partir de ese momento se inicia un larguísimo desencuentro entre el Ayuntamiento y la Confederación Hidrográfica. Las dos entidades chocaron sobre quién debería de asumir la actuación, de 879.174 euros. Al final, se financió con cargo a los planes anticrisis de Zapatero. Por el medio se inauguró la planta de Cabornio y hasta la tubería nueva se hizo mal y hubo que seguir tirando de la vieja. Oviedo, ya en 2012, se había negado en redondo a la recepción de la obra al considerar que estaba mal hecha, lo que generó demoras adicionales a la entrada en servicio.

La averías y fugas en la conducción a la depuradora de aguas de Cabornio han supuesto el último gran escollo para los nuevos depósitos. Los técnicos las dan ya por controladas. Ahora solo queda trasladar los tanques del cloro y que cuando se abra el grifo siga saliendo el agua.