Con la comisión de Economía de ayer, el equipo de gobierno y el concejal de Economía, Javier Cuesta, dieron un paso más hacia la aprobación de las cuentas municipales de 2021, casi en su recta final. La votación de las ordenanzas fiscales, antes de su debate inicial en el Pleno, discurrió sin más novedades que dos enmiendas del PSOE que fueron aceptadas y que se traducen en la congelación de las tasas de agua y saneamiento, que inicialmente iban a subir un 1%.

El PSOE se felicitó por esta modificación pero lamentó, en términos generales, el carácter "poco democrático" del gobierno por la negativa a discutir sus otras 22 enmiendas. Todas, salvo las ya citadas, fueron rechazadas sin diálogo. Los socialistas, a través de su portavoz, Wenceslao López, criticaron, además, la "sumisión" de Ciudadanos a las presiones de sus socios mayoritarios, pues según su relato la formación naranja tenía intención de aprobar otras enmiendas pero los populares "no les dejaron".

Las ordenanzas fiscales se aprobaron con el voto en contra de los socialistas, que calificaron las previsiones de Javier Cuesta como "un proyecto hecho a medida de los círculos de poder y los lobbies vinculados a las derechas". Al revés, Wenceslao López defendió que su formación "considera que la política fiscal debe ser un instrumento de justicia social, especialmente en una situación de emergencia sanitaria y social como la que vivimos".

Desde Somos, el edil Rubén Rosón pidió ayer que se vuelva a incrementar el IBI diferencial, un tributo que no desaparecerá en 2021 pero que se reduce paulatinamente.