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De calles franquistas a calles fantasma

La ley de Memoria Histórica deja ilocalizables los portales 17 y 19 de Evaristo Valle, en Pumarín: "No nos encuentran ni las ambulancias"

Celso Suárez y su mujer, María Olvido Torres, indican la dirección en la que se encuentra su casa. LNE

Dice Celso Suárez que hace tan sólo unos días un vecino suyo estuvo a punto de perder la vida tras sufrir un paro cardiaco porque la ambulancia no encontraba el portal de su casa y se pasó más de media hora dando vueltas por la zona antes de atender la urgencia. Y eso que Suárez no vive en un monte perdido, reside en el barrio de Pumarín, al lado de los conocidos como bloques de los Económicos, en una zona de la ciudad que es "un auténtico laberinto" desde que se aplicó la ley de la Memoria Histórica para eliminar las referencias franquistas del callejero de la ciudad.

En el caso de Celso Suárez, su portal pasó de ser el número 15 de la calle Fernández Capalleja (retirada) a convertirse en el número 17 de Evaristo Valle, un cambio que no les ha traído más que problemas. "A nosotros nos da igual el nombre de la calle. Nunca hemos puesto pegas por eso, pero el problema es que nadie la encuentra. Da lugar a muchas confusiones porque nos han integrado en una calle mucho más larga y el trazado resultante no es normal. La gente se pasa de largo", dice Suárez. El problema es quela calle Evaristo Valle parte del cruce con Benjamín Ortiz y discurre hasta el entronque con María Xosefa Canellada, pero unos metros antes, girando en escuadra hacia la izquierda en el sentido del tráfico y en una vía peatonal paralela a los bloques de los Económicos, se encuentran los dos portales de la comunidad en la que reside Celso Suárez. "Los coches y los servicios de emergencia siguen de largo porque es normal. El colegio Amor de Dios es el número quince y la carretera sigue hacia adelante, por lo que nadie se fija hacia la izquierda para buscar los números 17 o 19, piensan que están hacia la zona de Maria Xosefa Canellada y se van. La mayoría de las veces acaban dando vueltas a la rotonda que da salida hacia Gijón", explica el hombre.

Celso Suárez ya está cansado de enviar escritos al Ayuntamiento sin que nadie le haga caso a pesar de que cree tener la solución para que él y sus vecinos no tengan que seguir viviendo en el limbo. "Es bien fácil. Se trata de poner una señal de tráfico informativa que ponga: 'Calle Evaristo Valle, números 17 y 19'. Y una flecha indicando hacia la izquierda. Esa señal iría colocada en la parte principal de la calle, antes del giro, y ya está. Solucionado", asegura Suárez. "A veces nos ha tocado salir a parar a una ambulancia en mitad de la calle. Por no tener, no tenemos ni placa", añade.

Cuando se llevó a cabo el cambio de placas todos los vecinos de la comunidad de Celso Suárez cambiaron la dirección en sus documentos y volvieron a domiciliar recibos, entre más papeleos. Pero no fueron los únicos que lo pasaron mal.

La antigua Fernández Capalleja estaba formada por catorce portales que se repartían entre la calle principal (del portal 1 al 10) y una paralela peatonal, ubicada tras esos bloques, en la que hay otros cuatro portales. El Consistorio pretendía dejar a los diez primeros números de la barriada en María Xosefa Canellada y al resto integrarlos en Evaristo Valle. Pero la movilización vecinal hizo que los responsables municipales cambiasen de opinión y que integrasen a todos los bloques de los Económicos en una sola calle. Hubo cuatro portales que llegaron a pasar por tres calles distintas. "Dentro del mismo Ayuntamiento hay departamentos en los que figuramos de manera distinta. Nosotros hemos recibido cartas con las tres direcciones", asegura María Olvido Torres, la mujer de Celso Suárez. "Menos mal que los carteros son gente maravillosa y ya nos conocen", subraya Torres.

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