Los atascos que se generan en Ciudad Naranco no son rentables para los taxistas. Los profesionales del sector aseguran que llevar a un cliente hasta el barrio a ciertas horas del día se convierte "en una auténtica odisea" y no esconden que la mayoría de ellos intenta evitar estas carreras para ofrecer servicios que les resultan más beneficiosos, sobre todo desde que comenzaron las obras de ampliación del puente de Nicolás Soria. "Llevan desde el lunes trabajando y las caravanas que se forman son impresionantes, resulta imposible entrar y salir del barrio. Y eso que aún no han hecho nada, no quiero ni pensar lo que va a ocurrir cuando corten alguno de los carriles de forma prolongada", explica José Manuel Díaz, un conductor veterano. "Hay veces que un servicio a Ciudad Naranco te lleva tres veces más que a otro barrio de Oviedo. En vez de diez minutos echas media hora. Y para salir, ya sin cliente, otro tanto de lo mismo. Es normal que prefiramos otros destinos", añade.
Los taxistas afirman que en muchas ocasiones se quedan "encerrados" en Ciudad Naranco. "Si estas en la parada que hay cerca del puente de Nicolás Soria y se monta una caravana no puedes salir hasta que no afloje el tráfico, algo que cada vez tarda más en ocurrir", dice otro de los profesionales del sector. "Además, nadie se monta en nuestros coches si hay atasco. Los clientes ven que no podemos salir y se van a otras paradas cercanas en las que tienen mejor salida", añade. "Cuando la obra del puente se esté desarrollando al cien por cien esto va a ser una debacle", insiste José Manuel Díaz.
La ampliación del paso de Nicolás Soria es una obra que se lleva esperando desde hace años en Ciudad Naranco. Supuestamente iba a ser el remedio contra los embotellamientos y su ejecución es necesaria, pero los vecinos y los profesionales que trabajan en el barrio piden algún tipo de medida para evitar el colapso cuando los trabajos estén a pleno rendimiento. "Van a tener que redirigir el tráfico de alguna forma porque no se va a poder dar salida a tantos coches. Trabajo en Gijón y tardo más en llegar desde mi casa hasta la rotonda del Luis Oliver que desde la glorieta a mi oficina", explica Julio José Secades, vecino de la zona. "El problema es que alguien necesite una ambulancia en medio de uno de esos atascos monumentales, hay veces que se tarda más de media hora en salir del barrio", añade.
José Ramón Rosal trabaja en un taller de coches situado en Montes del Sueve, una de las calles más afectadas por los atascos al ser una de las salidas naturales del colegio Santa María del Naranco, que tiene más de 1.800 alumnos. Rosal está acostumbrado a los embotellamientos, pero afirma que esta semana, con los primeros trabajos en Nicolás Soria, el problema se ha acrecentado. "No podemos meter ni sacar los coches del taller y eso nos hace perder clientes. El lunes -por el primer día de obras- yo mismo tardé 45 minutos en mover un coche que estaba en la misma calle, a menos de cien metros", explica. "Es evidente que la ampliación del puente va a ser beneficiosa para el barrio, pero lo que tendrían que haber hecho era haber comenzado a trabajar por el verano, cuando los colegios están parados", añade.
El problema de los embotellamientos afecta a todo el barrio. Los hosteleros aseguran que los proveedores no llegan a tiempo por las mañanas con productos imprescindibles; los vecinos que se ven obligados a desplazarse en coche llegan tarde a sus trabajos y los servicios de transporte público son un recurso inútil a algunas horas del día. "Es horrible trabajar en Ciudad Naranco, hay días que tardamos hasta 40 minutos en atravesar el barrio", afirma Marcos Zamarreño, conductor de TUA. "Ya he visto cómo se juntaban dos autobuses de la misma línea en un mismo embotellamiento. Nunca sabemos a qué hora pasan", dice un usuario.
