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EMILIO CASARES | MUSICÓLOGO, MAÑANA ABRE EL CURSO EN LA CÁTEDRA EMILIO ALARCOS LLORACH CON LA CONFERENCIA "BEETHOVEN, UN GENIO ENTRE DOS SIGLOS"

"Beethoven fue uno de los primeros defensores de la liberación femenina"

"El hecho fundamental de la diversión musical en el centro de Europa, en contra de lo que se cree, no es la ópera: es la sinfonía"

Emilio Casares. IRMA COLLÍN

Emilio Casares (León, 1943) está considerado el padre de la Musicología en España. Estrechamente vinculado a Oviedo, se formó en su Conservatorio, estudió y fue el primer catedrático de Musicología de su Universidad. En 2017, tras una larga y fructífera carrera en Madrid, donde fundó el Instituto Complutense de Ciencias Musicales, fue distinguido como "Asturiano del mes" de LA NUEVA ESPAÑA. Mañana, Casares inaugurará el nuevo curso de la Cátedra Emilio Alarcos Llorach, que reanuda su actividad tras el obligado paréntesis por la pandemia de coronavirus. Lo hará con la conferencia "Beethoven, un genio entre dos siglos", en el 250.º aniversario del compositor, en el Aula Magna del edificio histórico de la Universidad, en la calle San Francisco, a las 20.00 horas. Las actuales circunstancias sanitarias han obligado a reducir el aforo a 35 personas y a adoptar las medidas de prevención habituales. La lección magistral del musicólogo servirá de antesala a la ópera "Fidelio", que llegará al Campoamor el próximo mes de diciembre. Precisamente, Emilio Casares se ha encargado de la redacción de las notas al programa.

-Una pandemia mundial en el año Beethoven. No ha tenido mucha suerte el 250.º aniversario.

-Es que Beethoven tuvo bastante mala suerte, sobre todo porque ya muy joven empezó con una sordera terrible que le transformó en un ser humano huraño y difícil. Es lo peor que le puede pasar a un músico, y lo llevó muy mal. Ahora sabemos, por cierto, que esa sordera proviene de un envenenamiento sistemático por el plomo de las cañerías de Viena y de la vajilla en la que comió toda su vida. Todo ello explica muchas cosas de un hombre con mucho dolor que llegó a pensar en suicidarse y que se libera porque cree que puede hacer algo con el arte. En lo que no tuvo mala suerte, a diferencia de Mozart, es que fue enormemente respetado en vida, considerado un genio. Así que, aunque ahora le haya tocado el covid y sea como si le persiguiera una maldición, no ha sucedido lo mismo con su obra, con su herencia.

-¿En qué sentido?

-Que Beethoven muere como un dios al inicio del Romanticismo, y lo determina todo. Sin él no se puede entender a Schumann, a Wagner, a Liszt, nada de lo que sucede en el siglo XIX, nada de lo que sucede en el XX. Beethoven es el provocador mayor en la historia de la humanidad -después de Rossini, que lo fue antes- y fue mitificado inmediatamente, porque era un monstruito. Si las personas cultas tenemos alguien a quien agradecer que nos haga vivir mejor, ese es Beethoven, por seguir emocionándonos cada vez que lo escuchamos. Con la carne de gallina en su "Fidelio", en su "Novena". Ya es todo un símbolo que sea el himno de Europa.

-¿Qué ha cambiado en la forma en que percibimos a Beethoven ahora, a dos siglos y medio vista? ¿Por dónde crece su sombra? ¿Por lo revolucionario?

-Es muy difícil descubrir algo nuevo sobre Beethoven. Creo que el compositor sobre el que más se ha escrito ha sido Wagner, pero Beethoven es uno de los artistas más investigados. Es verdad que lo revolucionario se estima cada vez más y que él era un hombre muy conmovido por el ideario de la Revolución Francesa. Sin esto no se entiende "Fidelio", ni "La tercera", ni "La misa", ni "La novena", y esta valoración es cada vez mayor. Beethoven tiene un aspecto muy provocador, y hoy no es exagerado decir que fue uno de los primeros defensores de la liberación femenina. Leonora, el/la protagonista de "Fidelio" es un personaje modernísimo, uno de los primeros cantos a la liberación de la mujer, como mujer fuerte, agresiva, pensadora, que lucha.

-¿Cómo se aprecia lo revolucionario en la música?

-Desde que uno se mete en las primeras obras de Beethoven, en "La primera", lo primero que percibe es que cumple con el canon pero provoca. Intensifica esas músicas con fuertes, con pianos, con un acorde de séptima? Sus sinfonías no suenan como las maravillosas de Mozart, suenan mucho más intensamente, hay mucha más expresión humana.

-¿Su música sigue siendo, entonces, contemporánea, moderna?

-Los que somos aficionados a la música en cuanto oímos a Beethoven, lo detectamos. Sucede como con Chopin. Con cuatro acordes ya oyes la voz de un amigo, algo familiar que es simplemente universal. Beethoven impregna toda la cultura del siglo XIX y llega hasta hoy, y nos sigue emocionando. No pasa nada de moda, todo lo contrario. Además, en contra de lo que se cree, el hecho fundamental de la diversión musical en el centro de Europa no es la ópera, es la sinfonía. El peso de Beethoven en la cultura centroeuropea es mucho mayor que el de Verdi o cualquier otro. Beethoven convierte el concierto en el acto culmen musical de la cultura. Es un hecho que no podemos perder de vista, y sin sus sinfonías no hubiese sucedido. Esas composiciones son las que ponen el mundo musical en otra dimensión y por eso cuando Brahms, Bruckner o Mahler intentan hacer música importante, hacen sinfonías. Sobre sus creaciones está la mirada de Beethoven.

-Su conferencia supone, también, la vuelta a las actividades de la Cátedra Alarcos.

-Estoy muy emocionado. Tuve mucha relación con Emilio Alarcos por culpa de la ópera, al margen de que fui su alumno y presidió el tribunal de mi tesis doctoral.

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