"La pandemia del covid-19 provoca un agotamiento mental generalizado en la sociedad, que no sabe bien cómo reaccionar ante una situación que se prolonga en el tiempo, sin que parezca que, por ahora, vaya a haber vacunas". Así lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA Julio Bobes, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo y jefe del Servicio de Psiquiatría del Área Sanitaria de Oviedo, en un acto dedicado a analizar el impacto psicológico de la pandemia.

Bobes lidera el grupo de psiquiatras que llevan a cabo estudios periódicos para valorar la repercusión de la situación sanitaria en la salud mental de los asturianos. "Ahora vemos todo con un poco más de frialdad, pero el virus sigue aquí y se espera que siga infectando a gente; algunos han perdido su salud y otros a familiares de los que ni siquiera han podido despedirse", señaló el doctor Bobes.

"Desde el punto de vista físico se ha comprobado que el coronavirus causa daños en la corteza cerebral y afecta al hipocampo, la parte del cerebro que se ocupa de las emociones, no sabemos lo que pasa con los afectados asintomáticos, solo se han estudiado los casos más graves", recalcó Paz García-Portilla, catedrática de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo, quien remarcó el hecho de que "el hartazgo y la incertidumbre actuales hacen que las personas más vulnerables tengan un estrés negativo".

García-Portilla comparó las consecuencias de los cambios en la vida psico-social al paso de un tsunami, cuando es necesario volver a reconstruir todo.

Pilar Saiz, catedrática de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo, hizo hincapié en la importancia de los estudios que se llevan a cabo para saber en qué grado afecta la pandemia a la salud mental de los asturianos. "Está claro que todo esto está afectando, pero queremos saber cómo y en qué grado, ese es el único modo de poder adoptar estrategias para mejorar la resilencia y la salud mental de las personas", indicó. Los psiquiatras coincidieron en constatar un aumento notable en la demanda de atención, en los últimos meses.

La respuesta psicológica aguda más frecuente a la crisis sanitaria es de tipo depresivo, seguida de un comportamiento tendente a aceptar la realidad de lo que está ocurriendo.