El gobierno local renuncia a organizar la cabalgata de los Reyes Magos y estudia hacer una programación navideña en un recinto cerrado, acotado y con limitaciones de aforo. Así lo adelantó ayer la concejala de Festejos, Covadonga Díaz, durante la rueda de prensa de presentación del Concurso de Rock Ciudad de Oviedo. "Sería una irresponsabilidad por nuestra parte hacer una cabalgata como la del año pasado porque conllevaría aglomeraciones y eso es precisamente lo que debemos evitar para impedir la propagación de la pandemia", dijo la edil antes de añadir que su concejalía tiene varios planes alternativos encima de la mesa que analiza en estos momentos, mientras mantiene un contacto frecuente con la Dirección General de Salud Pública. "Quiero lanzar un mensaje a los niños de Oviedo. Es posible que el 5 de enero no veáis a los Reyes en la cabalgata, pero sí a distancia en otro lugar", añadió sin querer desvelar ninguna de las propuestas que estudia el Ayuntamiento, ni el recinto en el que podrían desarrollarse las actividades de Navidad, aunque no descartó que sean en el palacio de Calatrava.

Al margen de la anulación del tradicional recorrido de Sus Majestades de Oriente por el centro de Oviedo o su visitas a las zonas rurales, el Ayuntamiento debe elegir también a los ayudantes de Melchor, Gaspar y Baltasar, un honor que el año pasado recayó en el presidente de la Fundación Ópera de Oviedo, Juan Carlos Rodríguez-Ovejero (Melchor); el presidente de la Asociación de Comercio de Oviedo, Ignacio del Río (Gaspar), y el gestor de la Comunidad Africana Residente en España (CARE), Prince Kennedy.

La última cabalgata de los Reyes Magos fue la más larga de los últimos cuatro años al contar con 1.600 personas, cien más que en 2019, e incorporar la desaparecida Adoración al Niño Jesús en la plaza de la Catedral, descartada por el anterior gobierno tripartito. Duró algo más de dos horas, con salida a las 18.30 horas desde la calle Independencia y llegada al mismo punto previo paso por catorce calles. Entre ellas, los Pozos y la calle del Águila, en las que por primera vez el público no se pudo situar para ver el desfile.