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El anticipo de Todos los Santos

Las visitas al cementerio se han adelantado y las floristerías ofrecen llevar ramos a las tumbas de las familias que se encuentran fuera de Oviedo

Sandra Rodríguez (izquierda) y su madre, Paquita Ortiz, ayer, limpiando el sepulcro de su padre y marido en el cementerio del Salvador. | Julián Rus

“Hemos venido ahora para evitar las aglomeraciones el domingo y limpiar con más tranquilidad. La verdad es que no hay demasiada gente. Está muy bien organizada la entrada y salida del cementerio”. Paquita Ortiz y su hija Sandra Rodríguez acudieron a última hora de la mañana de ayer a adecentar y llevar flores al sepulcro de su marido y padre, fallecido el mes pasado. Planearon la visita de acuerdo a las recomendaciones sanitarias y la adaptaron a lo que dicta el sentido común. Como ellas, la mayoría de las personas que tienen un ser querido en el camposanto municipal de El Salvador actúan así. Algo que suscribe el coordinador del cementerio, Luis Cue.

“Esta semana notamos más afluencia que otros años. Claramente es porque la gente no tiene ganas de encontrarse con el recinto lleno. Siempre ha habido una tendencia a venir antes del 1 de noviembre, pero este año bastante más”, concluye. El cementerio no ha establecido un horario especial como prevención contra la pandemia. Lo que han hecho sus responsables es dotarlo de señalización en el suelo (para indicar el sentido de la marcha y la separación de los viandantes) e instalar dispensadores de gel hidroalcohólico en las puertas. Además, desde el martes se ha establecido un dispositivo especial de seguridad con Policía Local y Protección Civil. Así, el horario de apertura del cementerio es el de siempre; de 9.00 a 18.30 horas.

Manuel Estrada, que regenta la floristería María Jesús, en San Esteban de las Cruces (junto al camposanto), calcula que las visitas por el puente de Todos los Santos se han adelantado una media de 15 días con respecto a otros años. “Hacia el 17 y 18 de octubre ya empezaron a subir bastantes personas de manera escalonada. Y desde entonces la cosa no ha parado, pero eso no quiere decir que vendamos más. Yo vendo justo la mitad porque encargué la mitad de las flores que otras veces. Con el cierre perimetral de Oviedo he tenido muchísimas anulaciones y no merecía la pena traer un cargamento”.

Pese a que ha tenido que cancelar pedidos, han aumentado los encargos más personales, aquellos que requieren que, además de elaborar un ramo o una corona, deposite las flores en el sepulcro. Un porcentaje “importante” de sus clientes vive fuera del concejo, por lo que no pueden acudir en persona a rendir homenaje a sus seres queridos y le piden a la floristera que lo haga por ellos. “Era un servicio que ya teníamos, solo que esta vez se ha disparado. Me dicen, ‘oye, por favor, vete a poner los ramos en la tumba”. En sus 23 años al frente del negocio junto al cementerio, es la primera vez que ve tanta demanda de este servicio.

Algo parecido sucede con la limpieza de las tumbas y los nichos. Aquí y allá, por los pasillos del Salvador, se ven estos días trabajadores profesionales de limpieza bayeta o fregona en mano. Los han contratado familias o particulares que no pueden desplazarse a Oviedo a cambiar el agua del florero y quitar el barro y el polvo del mármol. Así, una mujer ataviada con uniforme de limpieza y zuecos hacía a mediodía de ayer un descanso tras emplearse en la limpieza de un par de panteones familiares. Mañana adecentará otros dos.

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