El Ayuntamiento ha aprobado la recuperación de los terrenos de dominio público del Campo San Francisco que están afectados por la concesión del actual aguaducho, logrando así vía libre para la construcción de un nuevo equipamiento que sea más moderno y funcional. Este proyecto es una de las partes fundamentales del plan de renovación del principal “pulmón verde” de la ciudad, en el que, tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, se incluye también un nuevo cierre para el estanque de los patos o la instalación de nuevas señales en el recinto, a través de sendos contratos que se encuentran en tramitación.

El aguaducho actual está muy deteriorado y presenta evidentes carencias. El nuevo será mayor, con algo más de 35 metros cuadrados de superficie total. La zona destinada a bar ocupará 11,81 metros cuadrados. Además, en la parte trasera se han proyectado un aseo de 4,5 metros cuadrados y un almacén de 7,54 metros cuadrados. Los materiales de la nueva construcción están supeditados a las exigencias de la Dirección General de Patrimonio del Principado debido a que el Campo es un espacio protegido.

La historia del aguaducho se remonta a 1958, cuando el entonces alcalde, Valentín Masip, y el edil delegado de jardines, Luis Riera, decidieron ampliar la oferta hostelera del Campo. Consultados los hosteleros de la ciudad, el Consistorio decidió llevar adelante el plan de José Ramón Menéndez Díaz, consistente en la instalación de dos aguaduchos, uno en la parte trasera de la estatua de José Tartiere y el otro en la actual ubicación, al lado del estanque.