Fran López | Hostelero

“Esto es inasumible. No podemos trabajar y aún así no paran de llegarnos facturas por todos los lados”. Así de negro lo ve el hostelero Fran López, que como el resto del gremio mantiene cerrado su negocio de Montecerrao. “O recibimos ayudas inmediatamente por parte de las administraciones o más del setenta por ciento de los locales que ahora están cerrados lo van a tener muy difícil para poder abrir después de este nuevo parón”, sostiene. “Parece que nadie se acuerde de los autónomos cuando sin duda somos uno de los motores económicos más importantes de este país. En mi caso tengo siete empleados que a su vez tienen familias a las que atender y que ahora lo están pasando mal. Pero mientras tanto hay políticos que se suben el sueldo”, critica Fran López.

La crisis del coronavirus está llevando al límite a todo el sector. “Aún no hemos recibido ningún tipo de ayudas y los bancos van a empezar a cerrarnos el grifo. No se puede pagar si no ingresas nada en la caja. Esto tiene muy mala pinta”, lamenta el hostelero. Fran López es de los que piensa que la hostelería está siendo tratada como el patito feo durante la pandemia. “Estuvimos cumpliendo la normativa a rajatabla para evitar contagios, bajamos el horario de cierre, mantuvimos los empleos a pesar del palo del primer encierro... Si no se arregla esto rápido o si vuelve a haber otro cierre después de este habrá cierres en cadena”, dice.

Miguel de Labra | Hostelero

Miguel de Labra en su restaurante de Oviedo. | F. V.

El cocinero Miguel de Labra, lejos de quedarse parado con el cierre de sus restaurantes, está trabajando más que nunca. No en vano, considera que de nada vale lamentarse ante la situación provocada por el coronavirus y ha decidido potenciar el servicio de comidas a domicilio, una vía de escape por la que están optando muchos de los de su gremio. “Ayer –por el jueves– estuve preparando la nueva carta durante doce horas y hoy –por ayer– terminaré a las tantas. Vamos a servir comida gourmet a domicilio. Lo que no podemos hacer es quedarnos de brazos cruzados”, señala. “Estamos trabajando en unos arroces que el cliente va a poder terminarse en su propia casa”, añade como ejemplo de las nuevas tendencias gastronómicas generadas por la pandemia.

Pero a pesar de todo, Miguel de Labra es consciente de que la situación es caótica. “La ciudadanía necesita soluciones por parte de los mandatarios a nivel mundial. No puede ser que hayamos tropezado dos veces con la misma piedra y son los políticos los que tienen que asumir responsabilidades”, señala. “La verdad es que yo veo un futuro muy incierto. Ahora mismo procuro luchar por el día a día y por mantener el empleo de todos mis trabajadores, que no es poco”. Antes del comienzo de la pandemia Miguel de Labra tenía 28 empleados y actualmente esa cifra ha bajado hasta los quince.

Icíar López | Estilista de mascotas

Icíar López, ayer, en su peluquería canina. | F. V.

Icíar López se levantó ayer con el convencimiento de que no podía abrir las puertas a sus clientes y a mitad de la mañana le llegó un correo del Principado diciéndole que tenía permiso. Lleva así, en una “duda permanente” desde que se decretó el cierre provisional de aquellos establecimientos que no son considerados esenciales. “Estamos todos los compañeros igual. Las clínicas veterinarias tienen muy claro que pueden abrir, pero a nosotros cada día nos dicen una cosa diferente. Nos están volviendo locos en un momento en el que no están las cosas para eso”, señala. “Nuestro negocio está abierto, pero no puedo asegurar que el lunes lo siga estando”, añade Icíar López.

Hace ahora justo un año que López abrió el negocio junto a su pareja y socio, el exfutbolista del Oviedo Pelayo Novo. “Nadie podía imaginarse que iba a haber una pandemia. La verdad es que nos han tocado tiempos muy difíciles para empezar”, reconoce López, que también solicita ayudas económicas para los pequeños empresarios por parte de las administraciones. “Yo creo que si nos obligan a cerrar tienen que compensarnos de alguna manera. No va a ser todo pagar impuestos. Si no lo hacen habrá mucha gente pasándolo mal”, asegura. En su caso, el número de clientes ha bajado en los últimos meses, aunque tampoco ha sido una caída en picado. “La gente se huele otro confinamiento y quiere tener cuidadas a sus mascotas”, explica.