Tenía 24 gallos de pelea enjaulados, y once de ellos habían sido mutilados para tener mejor visión y sangrar menos en sus lances con otras aves. Ese es el escenario que se encontró una patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Comandancia de Oviedo, durante una inspección a una explotación avícola en Anieves (Tudela Veguín), propiedad de un joven que está siendo investigado por un presunto delito de maltrato animal continuado en el tiempo.

Fue el miércoles cuando la patrulla del SEPRONA detectó, durante una ronda por Tudela Veguín, la presencia de gallos de la especie “Combatiente Español” en una explotación avícola. Esta raza se utiliza de manera preferente en las peleas de gallos debido a su agresividad y a su tendencia a entablar combate con otros machos. Pero además de esta singularidad, lo que alertó a los agentes del SEPRONA fue observar que algunos de los ejemplares de la explotación estaban “descrestados”.

Esta técnica del “descrestamiento” consiste en amputar a los animales las membranas de la cresta, la barbilla y las orejas. La mutilación no tiene otro objeto que mejorar su rendimiento en las peleas de gallos: sin esas membranas, los animales tienen un campo de visión más amplio, se reduce la posibilidad de agarre por parte de su oponente, y se limita el sangrado en el caso de que el gallo sea picado.

Los agentes procedieron entonces a realizar una inspección de las instalaciones en compañía del titular. Durante el recorrido, los agentes comprobaron que el recinto acogía a cerca de 60 aves, de las cuales 24 eran gallos de pelea, y todos ellos estaban enjaulados. Once de estos animales habían sido descrestados. Aunque el propietario de la explotación carece de certificado veterinario para realizar esta intervención a los animales, alegó que los había adquirido ya mutilados a través de internet. Además, el joven no tenía documentación legal relativa a la propiedad de las aves. Las diligencias del SEPRONA han sido remitidas a la Fiscalía de Medio Ambiente.