El programa eTwinning es una iniciativa de la Unión Europea, articulada a través de su programa Erasmus+, para potenciar la colaboración entre docentes y centros escolares de distintos países, a través de las tecnologías de la información y la comunicación. Esta fue la premisa que, dos años atrás, llevó a a la profesora Ana Rosa Flórez, del IES de La Ería, a iniciarse, junto a sus alumnos de 2.º de la ESO, en el programa. Dos cursos después, el programa ha reconocido la implicación y los resultados logrados por el centro con la concesión de tres sellos de calidad europeos a otros tantos proyectos lanzados desde La Ería, que está además propuesto para ser reconocido como “centro eTwinning”.
“El proyecto eTwinning permite, además de la formación y comunicación entre docentes, la creación de proyectos internacionales utilizando las nuevas tecnologías y contribuyendo a la mejora de las competencias básicas, tales como la mejora en las destrezas comunicativas y en idiomas, además de reforzar las relaciones sociales, la autonomía y el espíritu emprendedor”, explica Ana Rosa Flórez. Estos valores fueron los que llevaron a la profesora a introducir el programa en el centro, ya en el curso 2018-2019, con los alumnos que entonces . Los resultados no afloraron en un primer momento, aunque la experiencia fue valiosa. “El grado de desconocimiento de la plataforma y su manejo, y la falta de tiempo para involucrarnos en la medida que necesitábamos hizo que, aunque conseguimos un producto final bastante bueno, no lográsemos el sello de calidad, debido sobre todo a la falta de comunicación entre países”, relata Flórez.
La experiencia, en todo caso, fue motivadora para la profesora y para el alumnado. El curso pasado, ya con la plataforma dominada, Flórez lanzó tres proyectos con sus alumnos. Con los de 2.º de ESO, en el grupo C y dentro de la asignatura de Física y Química, desarrollaron los proyectos “Water” y “Our Earth: our responsability”, ambos de gran carga ecológica. Además, con los de 2.º de Bachillerato impulsó “Reporteros para el medio ambiente”.
“Lo realmente interesante del proyecto es que desde varias asignaturas hemos recibido aportaciones, consiguiendo así trabajar de forma interdisciplinar un mismo tema desde varias áreas. Y lo que es realmente importante es que los temas trabajados en cada materia estaban relacionados con el currículo, así que al final no es otra cosa que trabajar lo que se hace en clase pero usando las nuevas tecnologías, el inglés y la colaboración entre países”, explica Flórez.
El acercamiento multidisciplinar permitió, por ejemplo, que en el proyecto “Water” se trabajase desde la música y su relación con el agua, o que otro grupo, dentro de los márgenes de Física y Química, profundizase en el estudio del coronavirus. La experiencia confluía en las clases de inglés, donde se trasladaban los resultados y los alumnos redactaban textos y cartas de presentación. También, profundizando en la relación con centros de otros países, tarjetas de Navidad. Como las que llegaron a La Ería a finales del pasado año, antes de que la pandemia trastocase el mundo.
Porque gracias al programa, los alumnos ovetenses entraron en contacto con otros de países como Turquía, Italia, Portugal, Rumanía, la República Checa o Albania, con los que se utilizaba una sala de chat para organizar tareas y formar grupos internacionales. “Con ellos recitamos stanzas de poemas, hicimos un libro digital, organizamos concurso webquest, jugamos online a juegos didácticos...”, detalla Flórez.
A pesar del confinamiento, el proyecto fue un éxito. Tanto que los tres proyectos del centro recibieron sendos sellos de calidad otorgados por la Comisión Europea. Pero más importante aún es la red que está formando el centro, reforzando las alianzas con docentes de otros países y formando asociaciones estratégicas cara al programa Erasmus+, que en un futuro cercano debe cristalizar en un proceso de internacionalización que abarque a toda la comunidad educativa. Para lograrlo, La Ería cuenta con la implicación de sus profesores y, lo que es más importante, de sus alumnos. Un síntoma: aquellos jóvenes que dos años atrás protagonizaron el primer ensayo de eTwinning son ahora, ya en 4.º de la ESO, voluntarios para continuar con el programa.
