La feria nacional de grabado de Oviedo, Alma Gráfica, clausuró ayer su cuarta edición con la entrega de sus premios, sustanciados en tres becas de especialización entre los artistas que participaron en la feria, y que otorgan el taller Gravura de Málaga y la Fundación Centro Internacional de la Estampa Contemporánea de La Coruña (CIEC). Unas distinciones que recayeron en los artistas Desirée Moreno, Palma Edith Christian y el grabador asturiano Mon Cabrales.

En un año, en el que Alma Gráfica tuvo que mudarse de su escenario habitual en Trascorrales a las redes sociales a consecuencia de las restricciones para frenar la segunda ola de la pandemia, la Fundación CIEC quiso mostrar también su respaldo a los artistas otorgando dos becas, cuando habitualmente solo da una, para que los beneficiarios puedan realizar un curso de alta especialización en su centro de La Coruña.

Una obra de Desirée Moreno.

Los distinguidos por la Fundación CIEC son Palma Edith Christian y Mon Cabrales. La artista grancanaria presentó en Alma Gráfica una serie de libros de artista inéditos estampados en xilografía. “Sin una narración determinada, cada libro fue ideado para poder ser leído o experimentado de varias maneras diferentes, jugando tanto en el proceso de estampación de sus páginas como en el proceso de su montaje, doblado o cosido”, explica Christian.

En cuanto a Mon Cabrales, el creador llanisco participó en la feria a través de la galería ovetense Dos Ajolotes, y presentó la serie “Sumergida”. Un conjunto de grabados, explican desde la galería, en los que “un rostro femenino rompe el plano liquido, ¿agua, leche?, para asomar a la superficie. Este acto iniciático, evocador, acaso un parto, se narra mediante cinco estampas litográficas en las que la figura, como es habitual en el trabajo de Mon Cabrales, se conforma con varias imágenes superpuestas, movidas, desenfocadas, que le confieren un aspecto abrumado y perplejo, incapaz de asumir su nueva situación”.

Un grabado de Mon Cabrales.

La tercera beca de esta edición es la que otorga el taller Gravura de Málaga, consistente asimismo en la realización de un curso de especialización en el centro. La beneficiaria es la joven grabadora valenciana Desirée Moreno, que con apenas 23 años ya presenta un notable currículo. Una de sus obras sirvió como imagen de esta edición de la feria.

Pese a las limitaciones impuestas por la pandemia, Alma Gráfica logró reconvertirse, en tiempo récord, en una feria virtual que tuvo un notable seguimiento a través de las redes sociales. Marta Fermín, directora de la feria, se mostró ayer satisfecha del resultado. “Al final el arte es un lenguaje universal de comunicación que supera cualquier tipo de barrera. Esto que ha pasado es una demostración más, no se le pueden poner diques de contención porque los rebasa todos”, sostiene, avanzando que en próximas ediciones tratarán de desarrollar un modelo mixto que combine la feria presencia con esta vertiente virtual.