El juzgado de instrucción número 3 de Oviedo ha condenado a un vecino de Anieves a pagar una multa de 540 euros por cortar la cresta a siete gallos con un cúter, supuestamente para organizar peleas ilegales con los mismos.

Fue la Guardia Civil la que descubrió varias jaulas de madera en una finca de la localidad próxima a Tudela Veguín. En la mismas había 14 gallos de los que siete estaban mutilados. Las pesquisas permitieron averiguar que los animales habían sido mutilados con un cúter, sin asistencia facultativa alguna y sin aplicar anestesia o sedación alguna, causando un sufrimiento cruel e innecesario a los animales.

Los hechos son constitutivos de un delito leve de maltrato animal, por el cual la jueza María León Escobedo impuso al acusado, J. V. H. una multa de seis euros diarios durante tres meses, en total 540 euros.

Esta sentencia llega un par de semanas después de que la Guardia Civil descubriera un caso similar en la misma localidad ovetense, del que también podría estar detrás el condenado.

La Guardia Civil investiga si el condenado ha incurrido en un delito de maltrato animal continuado tras hallar el pasado 11 de noviembre 24 gallos de pelea enjaulados y once de ellos habían sido mutilados para tener mejor visión y sangrar menos en sus lances con otras aves.

El Seprona detectó, durante una ronda por Tudela Veguín, la presencia de gallos de la especie “Combatiente Español” en una explotación avícola. Esta raza se utiliza de manera preferente en las peleas de gallos debido a su agresividad y a su tendencia a entablar combate con otros machos. Pero además de esta singularidad, lo que alertó a los agentes del Seprona fue observar que algunos de los ejemplares de la explotación estaban “descrestados”. Esta técnica del “descrestamiento” consiste en amputar a los animales las membranas de la cresta, la barbilla y las orejas.

La mutilación no tiene otro objeto que mejorar su rendimiento en las peleas de gallos: sin esas membranas, los animales tienen un campo de visión más amplio, se reduce la posibilidad de agarre por parte de su oponente, y se limita el sangrado en el caso de que el gallo sea picado. El propietario de la explotación alegó que los había adquirido ya mutilados a través de internet.