El comercio y la hostelería son esenciales para la economía de Oviedo, motivo por el que LA NUEVA ESPAÑA pretende dar visibilidad al apoyo a estos dos sectores a través de una nueva campaña. El espacio #soisesenciales presenta a los pequeños negocios de la capital del Principado, comercios y locales de restauración, que están siendo muy castigados por las consecuencias económicas de la crisis sanitaria. La campaña cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Oviedo y está abierta a la incorporación de todas aquellas instituciones o entidades que quieran mostrar su respaldo al comercio y la hostelería local.

Los dueños de los pequeños negocios de Oviedo, los propietarios de bares, restaurantes o sidrerías y el resto de los autónomos que se han visto obligados a cerrar sus puertas afrontan un momento crítico. Muchos de ellos echan cuentas y empiezan a considerar tarea dificultosa volver a abrir sus negocios si las administraciones no ponen en marcha planes de ayuda para salir de un pozo que cada vez se hace más profundo. Si la pandemia no se reconduce, comerciantes y hosteleros vaticinan “un futuro muy negro” y “cierres en cadena” en dos sectores cruciales para la economía local.

Feri Verdasco, ocio nocturno: “Ojalá nos dejen abrir, aunque sea solo por el día”

Feri Verdasco lleva muchos años regentando un local de ocio nocturno en la calle Mon y a pesar de las nefastas consecuencias del coronavirus para su negocio no pierde la esperanza de volver a trabajar pronto. “Ojalá nos dejen reabrir, aunque solo sea por el día como hicimos hasta el 3 de noviembre”, señala un Verdasco que actualmente se encuentra esperando por las ayudas regionales “para hacer frente a algunos gastos” y evita meterse en cuestiones sanitarias. “Los expertos sabrán”, apunta.

José Sanz, comerciante: “Un contagio aquí sería fácil de rastrear”

“Un comercio cerrado no sirve de nada”, sentencia José Sanz desde su local de marroquinería en la calle Rosal. Aunque, el artesano reconoce que lo que el vende es un “artículo de lujo”. Pero estas medidas, explica, han dejado “con el culo al aire” a un sector que arrastra problemas “desde la crisis anterior”. De todas formas, cuenta que, de haber un contagio en su local, “sería fácilmente rastreable”. Además de “raro”. Muy raro en un establecimiento en el que no hay “aglomeraciones”.

Mónica de Juan, galerista: “Voy día a día, no quiero planificar mucho más allá”

Mónica de Juan regenta una pequeña tienda de arte y galería a pocos metros del Museo de Bellas Artes. Esta semana vuelve a abrir después de haber tenido que cerrar a dos días de inaugurar la exposición “Tatá” de Teresa Patino (retoman el 4 de diciembre). “Ahora voy día a día, no quiero planificar mucho más allá, porque todo puede cambiar de un día a otro”. Esperanzas: “Que la gente tire de los pequeños objetos de arte, únicos, de artistas locales, para redecorar sus casas”.

Eduardo López, hostelero: “Es más segura una terraza que un banco”

Eduardo López cuenta que acude cada día a su bar en la calle Fierro más que para hacer caja, para leer el periódico y seguir activo. Sirve cafés desde una mesa colocada a la puerta que hace las veces de barra y duda sobre la eficacia de las medidas higiénicas impuestas por el Principado. A él le han cerrado la terraza, pero explica que “los clientes se acaban juntando en unos bancos que no desinfecta nadie”. Por eso, argumenta, es más segura una terraza. 

Manuel Vázquez, comerciante: “Sigo sin entender que nos cerrasen”

Venta de ropa al aire libre. Entre los puestos, separación de casi dos metros. Pero, los puestos del Fontán dedicados a la venta de ropa no volvieron a abrir hasta el miércoles. El dueño de uno de ellos, Manuel Vázquez, lamenta el cierre de tres semanas y una reapertura “un tanto triste”. Una circunstancia que achaca al clima y la desinformación. Con tantas normas, dice que muchos clientes no saben lo que está y lo que no está abierto. 

Toño Velasco, pintor: “En los espacios expositivos no se toca nada”

Los pintores, explica Toño Velasco, trabajan a un año vista. Por lo que, a muchos, el cierre de las salas y los museos les ha hecho perder el trabajo de “muchos meses”. Es su caso. Pero, sus pérdidas son dobles. Entre sus fuentes de ingresos también están (o estaban) las clases de pintura. Una actividad parada casi al cien por cien desde marzo. Y, el cierre de las salas expositivas, explica, carece de criterio sanitario: allí “ni se aglomera gente, ni se toca nada”.