El último Pleno del año hizo méritos para ser el más largo de la historia democrática de la ciudad (más de ocho horas y media) y el más intrigante, hasta el punto de que uno de los asuntos que con más expectación se esperaban, el de las mociones presentadas por la oposición en relación a la Fábrica de Gas, no llegó hasta bien entrada la tarde. Aunque PP y Ciudadanos no aprobaron la urgencia de la moción del PSOE ni las siete de Somos, el debate que provocó sí permitió que el concejal de Urbanismo, Nacho Cuesta, abriera la puerta a nuevos usos y nuevos planteamientos sobre el urbanismo de esta parcela.

Al portavoz de Ciudadanos le faltó concreción y, así, su planteamiento no contentó a la oposición, que afeó el afán de coger la piqueta y demoler los vestigios industriales del casco viejo. Pero Cuesta aseguró que el equipo de gobierno “va a mejorar el plan especial de la fábrica de gas”, pero “desde el respeto a la propiedad”, a su “autor” (César Portela). Antes de esa mejora, en la que invitó a participar a todos los grupos, el concejal insistió en que se llevarán a cabo los trabajos para descontaminar y se harán desaparecer “aquellos elementos que carecen de cualquier valor”. El concejal avanzó incluso algunas posibilidades, como que la fachada de la Popular ovetense integre un proyecto “rupturista” de “alternativas de viviendas en alquiler para jóvenes”.

El argumento de Cuesta de que “la memoria no puede ser un secuestro” y de que “la conservación no puede ser una religión” que impida expresarse a las nuevas generaciones no aplacó la ira del portavoz socialista, que le recriminaba: “Suelte la piqueta”. Wenceslao López le replicó que no tenía por qué derribar nada y que escuchara a los colectivos y asociaciones. Desde Somos, Nacho del Páramo, que sufrió un ninguneo durante el debate, monopolizado por la discusión entre Nacho Cuesta y Wenceslao López, apeló directamente a Canteli para que no pasara a formar parte de la lista de alcaldes que “antepusieron los intereses económicos y luego se arrepintieron de sus errores”. La lista fue larga, desde Longoria Carbajal por talar el Carbayón hasta Masip por el Vasco, más Eloína Suárez por el palacete de Concha Heres o De Lorenzo y el Fontán.

A preguntas de Cristina Coto (Vox) en los últimos turnos del Pleno, Nacho Cuesta también aclaró cuáles son los elementos que el plan Portela protege, seis piezas en total de toda la parcela, frente a las dieciséis que a juicio de Wenceslao López deberían preservarse antes de iniciar las demoliciones.

Más allá del gas, que se quedó en humo y en esa declaración de intenciones, el gobierno aprobó, con los votos de Vox, adelantar 2,8 millones a TUA por la caída del tráfico de viajeros en el autobús urbano durante el estado de alarma y a causa de la pandemia. La oposición (Ana Rivas por el PSOE y Rubén Rosón por Somos) criticaron con vehemencia que se adelantara un dinero a una gran empresa con beneficios y no a los autónomos y la pequeña empresa, “un dinero de todos los ovetenses” que no haría falta desembolsar hasta que, en marzo, se liquiden las cuentas o hasta que se sepa cómo van a quedar los dineros en relación al Consorcio de Transportes de Asturias. El debate se ligó también al generado por la prórroga de la encomienda de gestión de la recaudación ejecutiva al ente tributario del Principado, una externalización que viene de la remunicipalización de la recaudación llevada a cabo por el tripartito. PSOE y Somos, al ver que el gobierno actual prorroga aquel acuerdo, aprovecharon para sacar pecho.